Estamos locos, Lucas. Estamos mal, en un momento en que no podemos perder la cabeza, como le dijo un fósforo a otro. Pero como fósforos están hoy en los tronos de poder, o en los trinos de poder, comenzado por el señor Presidente. La polarización al rojo vivo.

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Lo del jueves, que es grave, lo demuestra. Mientras el primer mandatario se reunía en el Palacio de Nariño con los 15 miembros del Consejo de Seguridad de La ONU –una vista muy importante para nuestro país–, y les contaba, se supone, de los avances de la paz, de la implementación del acuerdo con las Farc, de los crímenes contra líderes sociales y reinsertados, a pocas cuadras unos 200 gatos, como diría Benedetti, simpatizantes del Gobierno y llamados a la movilización popular, incluidos miembros de la guardia indígena, tenían ‘retenidos’ a los magistrados de la Corte Suprema y demás miembros de la Rama Judicial en el Palacio de Justicia. Qué pena con la visita. Que vergogna, dice en Italia, que está de moda estos días.

Para los mayores de 30 years, bien vividos. O sea good years, este lamentable hecho nos revivió el 5 de noviembre de 1985, cuando el M-19, movimiento subversivo al que perteneció el señor Presidente, se tomó a sangre y fuego el Palacio de Justicia, que ardió al otro día durante la retoma por parte de las fuerzas del Estado.

El Presidente se ve nervioso. Siente que hay una “ruptura institucional”. Pero estos ataques a las cortes sí que pueden conducir a ello.

Y recordamos esa voz grave y angustiada del presidente de la misma Corte Suprema, el inolvidable magistrado Alfonso Reyes Echandía, cuando pedía: “Presidente de la República, dé finalmente la orden del cese del fuego inmediatamente”.

La demencial toma terminó con un saldo trágico de 101 muertos. De ellos, 11 magistrados y varios desaparecidos. Creo que 11. Porque el 11, bello número que es de buenos deseos, en este mundo donde el diablo mete la pezuña, también es trágico. 11 de septiembre, los atentados a las Torres Gemelas. Un 11 de marzo de 2004, en España, por ataques terroristas en la red de trenes de la Comunidad de Madrid murieron 192 personas y unas dos mil resultaron heridas.

Pero volvamos aquí, al jueves, pasadas las 11, a la plaza de Bolívar, cuando empezaron los ataques y arengas. Las turbas estaban ahí para presionar a la Corte para que eligiera Fiscal General, en reemplazo de Francisco Barbosa. Lo decían los carteles. El Gobierno dice que no hay presión, que se tomen su tiempo, pero que si eligen ya, mucho mejor. Y le mete pueblo.

El Presidente se ve nervioso. Siente que hay una “ruptura institucional”. Pero estos ataques a las cortes sí que pueden conducir a ello. ¿O no es un “golpe blando” a la Justicia, como decía una viejita que se lo intentaba dar su esposo octogenario? Lo que está pasando es muy grave. No solo porque se pone en peligro la institucionalidad, sino la necesaria separación de poderes. Y con ello, nuestra democracia. Porque por el camino de debilitar e irrespetar la justicia o, incluso, al Legislativo, se llega a un sitio resbaladizo que desemboca en un abismo.

Colombia ya ha transitado por la arenas movedizas del odio llevado a la violencia, que solo deja un reguero de cruces. El presidente Petro le apuesta a la paz y en eso debe ser respaldado, pero él debe convocar y dar ejemplo de entendimiento. Y en general lo que se necesita es grandeza y respeto, que se desarmen los espíritus en todos los niveles. Es urgente que se escuchen a las voces sensatas. Esa política de “golpe por golpe yo pago” de Pastor López entre los dirigentes es dañina.

Estamos llegando muy lejos en estos desencuentros en los que nadie sale ganando. O tal vez sí: los violentos, que son los que saben pescar en ríos revueltos y que ya vienen con avances feroces en varias zonas. Y en estas circunstancias, la justicia es un pilar institucional que no puede ser debilitado. Tómense un tinto. De ‘golpe’ yo pago.

LUIS NOÉ OCHOA
luioch@eltiempo.com

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Golpe por golpe

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10.02.2024

Estamos locos, Lucas. Estamos mal, en un momento en que no podemos perder la cabeza, como le dijo un fósforo a otro. Pero como fósforos están hoy en los tronos de poder, o en los trinos de poder, comenzado por el señor Presidente. La polarización al rojo vivo.

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Lo del jueves, que es grave, lo demuestra. Mientras el primer mandatario se reunía en el Palacio de Nariño con los 15 miembros del Consejo de Seguridad de La ONU –una vista muy importante para nuestro país–, y les contaba, se supone, de los avances de la paz, de la implementación del acuerdo con las Farc, de los crímenes contra líderes sociales y reinsertados, a pocas cuadras unos 200 gatos, como diría Benedetti, simpatizantes del Gobierno y llamados a la movilización popular, incluidos miembros de la guardia indígena, tenían ‘retenidos’ a los magistrados de la Corte Suprema y demás miembros de la Rama Judicial en el Palacio de Justicia. Qué pena con la visita. Que vergogna, dice en........

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