Han pasado unos días desde que la gobernadora de Alabama prohibió cualquier forma de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en los cursos de universidades públicas, en actividades en los campus y la existencia de oficinas enfocadas en apoyar a minorías históricamente oprimidas.

(También le puede interesar: Estados Unidos: la tierra de la ‘libertad’)

El argumento de la gobernadora Ivey es que los fondos públicos no pueden promover una “agenda liberal”, que es lo que ella considera que hacen los profesores universitarios. Lo que Ivey considera una “agenda liberal” es lo que el mundo llama academia moderna, en contraposición a una educación que minimiza y normaliza el racismo, la misoginia, la homofobia y otras formas de discriminación.

El mundo moderno no prohíbe libros, no despide a profesores que enseñan sobre los horrores de la esclavitud, el KKK, el fascismo y sobre la importancia del movimiento por los derechos civiles. Hablar sobre lo que sucedió durante la esclavitud y cómo se trataba –y aún se trata– a la comunidad afroamericana es la única forma aceptable de educación en cualquier país que se considere desarrollado.

Al prohibir DEI, Ivey está obligando a los estudiantes a aprender una forma censurada de historia, un cuento de hadas que redime a los cristianos blancos de sus prácticas racistas y misóginas. La academia debe analizar los eventos históricos tal como ocurrieron, para que la esclavitud, la supresión de votantes, la discriminación racial, la criminalización del aborto, la homofobia, la xenofobia, la misoginia y la actual violación de la libertad de expresión nunca vuelvan a ocurrir.

Los campus universitarios como UA y UAB entrarán en una crisis financiera, ya que los profesores no podrán solicitar subvenciones relacionadas con DEI, lo que significa que UAB ya no recibirá dinero, y tampoco lo recibirá el estado de Alabama.

Los estudiantes se postularán a otras universidades, los atletas migrarán a estados más progresistas y Alabama se aislará, anhelando un pasado nefasto que solo se puede definir como horroroso y que se describe mejor en Matar a un ruiseñor, de Harper Lee, o en Strange Fruit, interpretada por Billie Holiday, donde alude a los métodos de ejecución del KKK, colgando afroamericanos de los árboles en estados del sur de EE. UU. Porque, no nos digamos mentiras, restringir la libertad de cátedra no tiene nada que ver con no financiar una “agenda liberal”, tiene que ver con restablecer la segregación racial.

La agenda republicana, centrada en el “Proyecto 2025”, apunta a una sociedad hiperreligiosa centrada en personas blancas y prohíbe cualquier crítica sobre sus acciones pasadas y presentes: una teocracia denominada Nacionalismo Cristiano.

Como buena defensora de su ideología, se esperaría que la gobernadora Ivey liderara con el ejemplo y renunciara a cualquier beneficio en su vida conectado con esa “agenda liberal” que ella insiste en silenciar.

La gobernadora Kay Ivey debería empezar abandonando su cargo de inmediato, ya que no hay nada más liberal que una mujer en un cargo público, con derecho a firmar proyectos de ley, con derecho a votar y ser elegida, y disfrutando de otros derechos como parte de una sociedad diversa, equitativa e inclusiva.

En la sociedad que la gobernadora Ivey promueve, ella no tendría derecho a divorciarse (lo hizo dos veces), o a decidir si quiere o no tener hijos (no tiene ninguno); todas sus propiedades pertenecerían a su exesposo y el matrimonio sería restablecido. Esperamos verla liderar con su propio ejemplo, para que su postura contra DEI no sea hipocresía pura.

QOSHE - Una fruta extraña - María A. García De La Torre
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Una fruta extraña

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17.04.2024
Han pasado unos días desde que la gobernadora de Alabama prohibió cualquier forma de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en los cursos de universidades públicas, en actividades en los campus y la existencia de oficinas enfocadas en apoyar a minorías históricamente oprimidas.

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El argumento de la gobernadora Ivey es que los fondos públicos no pueden promover una “agenda liberal”, que es lo que ella considera que hacen los profesores universitarios. Lo que Ivey considera una “agenda liberal” es lo que el mundo llama academia moderna, en contraposición a una educación que minimiza y normaliza el racismo, la misoginia, la homofobia y otras formas de discriminación.

El mundo moderno no prohíbe libros, no despide a profesores que enseñan sobre los horrores de la esclavitud, el KKK, el fascismo y........

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