Feliz Navidad. Aunque cuando se piensa bien, no es claro qué es lo que se está deseando a la persona. Que tenga una bonita reunión familiar sería el mejor de los deseos. Pero esa “felicidad” también puede incluir cosas más materiales como que tenga una cena opípara, que reciba abundantes regalos, que tenga buenos brindis, que baile mucho o que le vaya bien en el viaje de vacaciones. Es el viejo dilema de la Navidad. Que tiene una mezcla de espiritualidad con grandes dosis de materialismo.

En una reciente edición, The Economist recomienda varios fantásticos libros que plantean el dilema navideño de distintas formas. La Navidad, dice la publicación, es una mezcla de los amantes de la sacarina con un rampante capitalismo. De todas maneras, es una fecha en la que tenemos la obligación de estar felices. Pero, además, combina los excesos navideños con la capacidad de estas festividades de inspirar belleza y gracia.

Por eso la Navidad necesariamente enfrenta a los corazones blandos con los ‘Scrooges’ de este mundo, personaje de una célebre película que odiaba la Navidad. Supuestamente esta es una época de amabilidad y perdón que con frecuencia olvidan los vendedores... Y los compradores.

Por ejemplo, en el libro The Battle for Christmas, Stephen Nissenbaum dice que en los comienzos de la Europa moderna se celebraba con grandes bacanales en las tabernas y jamás con villancicos en las iglesias. Era una fiesta pagana cubierta con un enchape de cristianismo. Y sostiene, además, que la Biblia no establece la fecha en que nació Jesús.
En su libro Christmas with Dull People, su autor, Saki, sostiene que la Navidad está llena de sensiblería, de excesivo sentimentalismo y de rituales monótonos. Y de tediosas reuniones familiares, añade.

En el El hombre que inventó la Navidad, Les Standiford sostiene que fue Charles Dickens, con su clásico de 66 páginas, quien incorporó la cultura de la Navidad contemporánea y creó la omnipresencia de su alegría.

El libro The Faber Book of Christmas, editado por Simon Rae, recopila sobre la Navidad prosa y poesía de escritores como Washington Irving, Christina Rosseti, T. S. Elliot, George Bernard Shaw y Jilly Cooper. Esta incluso sugiere que si una mujer se ve estupenda en Navidad y no se echa encima 6 kilos de miserable comida, “ese matrimonio está en problemas”. J. B. Shaw sentencia que “la Navidad es una institución atroz”. Mientras Philip Larkin dice: “La idiotez navideña estalla sobre uno como un Niágara babeante de tonterías”. El libro remata con que las familias felices se mezclan alegremente en la iglesia, pero que todo el asunto resulta miserable si usted está soltero y solo.

En Christmas: A Biography, de la historiadora y periodista Judith Flanders, dice que, al visitar un centro comercial en cercanías de Navidad, uno se expone a ser golpeado por la codicia y la vulgaridad de la que se supone ser una fiesta religiosa. Y revela una teoría: que Julio I, papa entre el 337 y el 352, “decretó que Jesús nació el 25 de diciembre”. Y punto. Y que la idea del “papá de la Navidad”, ilustrado como un gordo y barbado hombre de edad con un saco lleno de regalos, fue popularizado por compañías como Coca-Cola, para el predominio de una sola imagen como un expediente comercial.

Finalmente, en The Christmas Chronicles, Nigel Slater no deja de incluir el detalle de que la comida está definitivamente incrustada en el espíritu de la Navidad, y pone como ejemplo el aspecto reluciente de una buena carne, las ráfagas de olor a canela o un pudín (aquí natilla y buñuelos) “que son tan provocativos como las famosas magdalenas lo eran para Marcel Proust, a quien le traían, mojadas en una taza de té, el recuerdo detallado de la casa de su tía”.

No puedo identificarme con Scrooge porque mi amorosa familia me lo impide. Pero confieso que en estos años de mi vida me aburre ese exceso de sociedad de consumo de las navidades y su banalidad. La obligación de regalar y ser regalado. ¿Y qué tal la de ser feliz a la fuerza? Sin embargo, esta Navidad tengo motivos para compartir toda la sensiblería del caso. Seré abuela por segunda vez, esta vez de un niño que se va a llamar Sebastián Pedro. A quien el terremoto de su hermanita Sofía, eso espero, recibirá como un gran, gran, gran regalo de Navidad. Como yo.

Entretanto... Es deplorable el estado sanitario del aeropuerto El Dorado. En el andén hay que esquivar paso a paso excrementos y vómito. Me dicen que en el primer piso pusieron una zona para que los perros de compañía depositen sus cositas, que nadie recoge. Mas el drama de los africanos varados en El Dorado, a quienes transporta sin ningún pudor Turkish Airways, con siguiente parada en El Salvador rumbo a EE. UU., y que se han encontrado con el No de Bukele, lo que los deja varados en el aeropuerto de Bogotá. ¡SOS!

QOSHE - ¿Navideño o ‘Scrooge’? - María Isabel Rueda
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¿Navideño o ‘Scrooge’?

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24.12.2023

Feliz Navidad. Aunque cuando se piensa bien, no es claro qué es lo que se está deseando a la persona. Que tenga una bonita reunión familiar sería el mejor de los deseos. Pero esa “felicidad” también puede incluir cosas más materiales como que tenga una cena opípara, que reciba abundantes regalos, que tenga buenos brindis, que baile mucho o que le vaya bien en el viaje de vacaciones. Es el viejo dilema de la Navidad. Que tiene una mezcla de espiritualidad con grandes dosis de materialismo.

En una reciente edición, The Economist recomienda varios fantásticos libros que plantean el dilema navideño de distintas formas. La Navidad, dice la publicación, es una mezcla de los amantes de la sacarina con un rampante capitalismo. De todas maneras, es una fecha en la que tenemos la obligación de estar felices. Pero, además, combina los excesos navideños con la capacidad de estas festividades de inspirar belleza y gracia.

Por eso la Navidad necesariamente enfrenta a los corazones blandos con los ‘Scrooges’ de este mundo, personaje de una célebre película que odiaba la Navidad. Supuestamente esta es una época de amabilidad y perdón que con frecuencia olvidan los vendedores... Y los........

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