El Gobierno debe saber que la reforma de la salud, si sale del Congreso, será bastante peluqueada. Si en la Cámara de Representantes, donde su aprobación se veía “mamey” por la complicidad de su presidente con el régimen, está sufriendo lo que sufre, en el Senado será casi imposible ganar.

Desde el día 1 fue evidente la intención del Gobierno: ir debilitando a las EPS, irlas desacreditando, restringiéndoles el dinero por concepto de las UPC (Unidades de Pago por Capitación) que les paga por paciente atendido. Se requiere un aumento del 10 al 15 %. Hoy, atender a un paciente sale más caro de lo que recibe una EPS por hacerlo. El asunto es que la inflación, subestimada en el campo de la medicina, es mayor que la de otros bienes y servicios de la economía; entre otras, por la innovación tecnológica que debe hacerse con periodicidad. Les deben deudas viejas y hay gran incertidumbre en el sector.

En el intento de salvarnos legislativamente de la debacle que se nos viene, quiero resaltar la labor de cuatro mujeres berracas: las representantes a la Cámara Katherine Miranda, Cathy Juvinao, Jenifer Pedraza y Julita Miranda, grandes revelaciones de esta legislatura. La gracia es que las tres primeras, o han sido petristas furibundas o han votado por Petro avalando su programa, o militan en la izquierda. La cuarta, Julita, fue elegida por el Nuevo Liberalismo.

Miranda, que es ‘verde’, lleva dos períodos. Pero desde el comienzo se alineó con los petristas purasangre como Inti, Pizarro y Racero, y llegó a ser jefa de debate del entonces candidato. Es decir, es una petrista de formación. Pero con el devenir de los días, y como estudiosa que es, se fue alejando del Gobierno, por lo menos en este tema, y con gran habilidad, atractivo mediático, carácter, criterio y olfato político se ha enfrentado sin hígados a la reforma de la salud.

Juvinao también es ‘verde’ y llegó por primera vez a la Cámara con una votación altísima. Genera credibilidad y, como política de centroizquierda, se fue en segunda vuelta con Petro. Ha comprendido que esta reforma de la salud no le conviene al país.

Una tercera mujer berraca es Jennifer Pedraza, que milita en la corriente de Jorge Enrique Robledo. También optó por votar por Petro en segunda vuelta cuando su candidato fue derrotado. Ha hecho fabulosa labor de control político. Y con gran profundidad se ha opuesto también a la reforma de la salud.

Julita Miranda, luego de 16 años cuidando los Parques Nacionales, llegó al Congreso y creó unas mesas técnicas para ahondar en los detalles de la reforma, en lo cual se ha visto reflejada su característica de trabajar como una hormiguita, con madurez, experiencia y mundo.

Que estas mujeres hayan tenido el valor de enfrentarse a la reforma de Petro no impide, de ninguna manera, que reconozcamos la labor de los que están combatiéndola desde el día 1, nunca arrepentidos, militando en el Centro Democrático, como los representantes Andrés Forero, Hernán Cadavid y Juan Espinal.

Semejante muro de contención de la reforma, con ayuda de las cuatro berracas, ha llevado al Gobierno a un plan B, que este lunes, muy probablemente, se destapará. Sucederá en la asamblea extraordinaria de la Nueva EPS, de la que se dice que ya completa casi 11 millones de afiliados. La estrategia consiste en que entre los cinco miembros de junta pondrán a dos alfiles en representación del Gobierno y cambiarán a Enrique Vargas Lleras, delegado de Cafam, por otro nombre del agrado del régimen, con lo cual la ecuación de la junta cambiaría a tres miembros del Gobierno y dos de las cajas de compensación, que todavía conservan la frágil mayoría del 51 %. Así podría estarse cocinando este golpe de Estado. Lo primero será tomar su control. Y EPS que dé el mínimo pretexto será intervenida y trasladados sus afiliados a la Nueva EPS, aumentando el tamaño de esta megacompañía. En 15 días sus cargos directivos pasarían a manos del Gobierno. Luego, con revólver en la cabeza, pedirán a las cajas que capitalicen; si no lo hacen, el Estado las irá diluyendo y vendrá el día en que a la Nueva EPS la intervenga el tremendo Supersalud actual, que ponga al mando a un interventor del Gobierno.

Con este control ya tendrá la plataforma para convertir a la Nueva EPS en el nuevo Seguro Social, manejando los dineros de las UPC y contratando con las IPS que se le antojen. Y con sus amigotes comenzará la construcción de las CAP (plan Corcho-Jaramillo) y ¡zas! La salud en Colombia, que hoy tiene cobertura universal y prácticamente ilimitada, volverá al sistema en que los pocos que pueden pagar un seguro médico privado lo tendrán; y los que no, a hacer cola en la CAP de su barrio para que les definan a qué centro hospitalario y qué médico los atenderá.

Ni las cuatro mujeres berracas, sumadas en esta causa a la oposición, podrán salvarnos de este golpe.

MARÍA ISABEL RUEDA

(Lea todas las columnas de María Isabel Rueda en EL TIEMPO, aquí)

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Cuatro mujeres berracas... y el golpe

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19.11.2023

El Gobierno debe saber que la reforma de la salud, si sale del Congreso, será bastante peluqueada. Si en la Cámara de Representantes, donde su aprobación se veía “mamey” por la complicidad de su presidente con el régimen, está sufriendo lo que sufre, en el Senado será casi imposible ganar.

Desde el día 1 fue evidente la intención del Gobierno: ir debilitando a las EPS, irlas desacreditando, restringiéndoles el dinero por concepto de las UPC (Unidades de Pago por Capitación) que les paga por paciente atendido. Se requiere un aumento del 10 al 15 %. Hoy, atender a un paciente sale más caro de lo que recibe una EPS por hacerlo. El asunto es que la inflación, subestimada en el campo de la medicina, es mayor que la de otros bienes y servicios de la economía; entre otras, por la innovación tecnológica que debe hacerse con periodicidad. Les deben deudas viejas y hay gran incertidumbre en el sector.

En el intento de salvarnos legislativamente de la debacle que se nos viene, quiero resaltar la labor de cuatro mujeres berracas: las representantes a la Cámara Katherine Miranda, Cathy Juvinao, Jenifer Pedraza y Julita Miranda, grandes revelaciones de esta legislatura. La gracia es que las tres primeras, o han sido petristas furibundas........

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