Estamos ante dos interpretaciones opuestas acerca de la cumbre de los cacaos con el presidente Petro esta semana en Cartagena.

La primera: que estuvo inspirada por su vanidad y en venganza para humillar a los ricos. Una encerrona a los cacaos para sacarse la foto que neutralizara el fracaso de sus políticas, para disimular que no está pudiendo gobernar al país y que en la mayoría de las encuestas no supera el 25 %, aunque él siempre tiene en el bolsillo su encuesta sastre, que sitúa su popularidad en el 51 %. ¡Abracadabra!

La otra interpretación es que Petro genuinamente quiso darle un giro a su gobierno y volverse un presidente dialogante, como un acto de reconciliación, de despolarización, un primer paso hacia un pacto nacional.

De mi conversación ‘off the record’ con algunos de los presentes me llevo la impresión de que, en su mayoría, prefirieron creer en esta segunda interpretación. Unos por ingenuidad (quién creería que hay cacaos ingenuos), otros por pragmatismo y otros por necesidad y conveniencia de acercarse al Gobierno.

Se sabe que la reunión fue liderada por uno de los grupos empresariales presentes, que incluso utilizó al excuñado de Benedetti, el asesor del gobierno Juan Fernández, para, en compañía de Laura Sarabia, coordinar el encuentro y hacer las escogidas invitaciones.

En el entramado se cuidaron de poner al ingeniero Luis Carlos Sarmiento Angulo de primero en la foto y bien atrasito a otros que no querían registrar mucho por razones de imagen y conveniencia.

Aclarando lo obvio, que el doctor Sarmiento es dueño de este periódico, reconozco su valor para estar presente en esa reunión después de la forma como el Gobierno ha tratado a su grupo empresarial. Y se lució, como siempre, con sus detallados conocimientos. Así, cada uno de los cacaos presentes puso su granito de arena en la concreción de proyectos en urgentes regiones del país: Sarmiento invertirá en La Guajira; Cavelier (Alquería), en Cundinamarca; Eder (Manuelita), en Buenaventura, y Ardila (Postobón), en el Valle.

También me confirmaron que el Presidente, lo cual no es inusual, llegó un poco tarde; que no fue agresivo y escuchó mucho, lo que sí es inusual; que había menos tensión de la presupuestada; que la primera dama, Verónica Alcocer, les pareció “una cajita de música”; que Laura Sarabia, vestida como no se atrevería ni la reina Leticia de España en la mejor gala, tiene más autoridad de la que creíamos, entiende los temas y se puede conversar con ella; y que definitivamente es la dueña de la sartén petrista.

Otro de los asistentes me confesó su intuición de que en esta convocatoria había influido mucho el resultado electoral, que atortoló al Gobierno y lo puso a pensar en abrir la agenda; porque más problema que pasar las malas reformas que ha presentado el Gobierno en el Congreso, lo son la varada de las obras públicas, el hueco de los peajes, las tasas de interés y la inflación que no cede. “El país entró en recesión”, me comentó, muy preocupado.

Pero a la hora de concretar con otra de mis fuentes a qué realmente se había comprometido el presidente Petro, la respuesta fue hasta graciosa: “¿Sabe que no sé? Habrá que pedirle a Laura Sarabia un memorando de la reunión donde queden expresamente consignados sus compromisos”.

¿Les digo mi conclusión? Petro se tomó la foto con los cacaos para mejorar su imagen, tranquilizar a la opinión y enviar el mensaje de que los ricos de este país aceptan sus políticas. Pero sobre todo, porque sabe que a un presidente no lo tumban los cacerolazos de unas señoras en Chapinero, sino, como conocedor de la historia, sabe que eso sucede solo cuando los dueños del país creen que llegó la hora.

En lo que Petro no confiará jamás, porque él nació en la teoría del complot, es en que a ninguno de esos ricos presentes ni a los ausentes se les ha pasado por la cabeza tumbarlo. Este es un país institucional, ajeno a los golpes blandos... y a los duros.

Entretanto... Si es cierto que el presidente Petro entró, aparentemente, en actitud dialogante, deberíamos pedirle que le ordene a su agresivo ministro de Salud que cesen sus ataques contra una institución como es Sanitas en Colombia. Colsanitas está en el país desde 1980. La EPS Sanitas desde 1995. No soy de sus usuarios, pero esta semana tuve que asistir a un tratamiento con uno de sus especialistas en una de sus clínicas y me asombraron su seriedad y modernidad. Pero el ministro Guillermo Alfonso insiste en que se les retire su velo corporativo, para demostrar algo que ya sabemos: que es una organización internacional que se copió en varios lugares del continente con base en los éxitos del modelo colombiano. No lo habrían podido hacer si no obtuvieran rendimientos con su función. ¿Eso desde cuándo es pecado? Pare ya esa enajenada patanería, ministro...

MARÍA ISABEL RUEDA

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Cumbre de Petro y los cacaos: la verdad

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26.11.2023

Estamos ante dos interpretaciones opuestas acerca de la cumbre de los cacaos con el presidente Petro esta semana en Cartagena.

La primera: que estuvo inspirada por su vanidad y en venganza para humillar a los ricos. Una encerrona a los cacaos para sacarse la foto que neutralizara el fracaso de sus políticas, para disimular que no está pudiendo gobernar al país y que en la mayoría de las encuestas no supera el 25 %, aunque él siempre tiene en el bolsillo su encuesta sastre, que sitúa su popularidad en el 51 %. ¡Abracadabra!

La otra interpretación es que Petro genuinamente quiso darle un giro a su gobierno y volverse un presidente dialogante, como un acto de reconciliación, de despolarización, un primer paso hacia un pacto nacional.

De mi conversación ‘off the record’ con algunos de los presentes me llevo la impresión de que, en su mayoría, prefirieron creer en esta segunda interpretación. Unos por ingenuidad (quién creería que hay cacaos ingenuos), otros por pragmatismo y otros por necesidad y conveniencia de acercarse al Gobierno.

Se sabe que la reunión fue liderada por uno de los grupos empresariales presentes, que incluso utilizó al excuñado de Benedetti, el asesor del gobierno Juan Fernández, para, en........

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