De todas las críticas y defensas que he leído y escuchado alrededor de la obra póstuma de García Márquez, ‘En agosto nos vemos’, quizás una de las que más pistas contiene de por qué la publicaron es la de Alexandra Alter en el ‘New York Times’.

Sobre el libro, al que titula escuetamente ‘En agosto’, dice que García Márquez “lo alcanzó a batallar para terminarlo y estuvo haciendo cambios durante años, eliminando frases, garrapateando en los márgenes y dictando notas a su asistente. Y finalmente se rindió”.

Probablemente se dio cuenta de que no era publicable porque nunca estuvo terminado. La original historia es la de una mujer casada de mediana edad, Ana Magdalena Bach, que cada agosto hace un viaje para visitar la tumba de su madre en una isla del Caribe no identificada, que combina algunas veces (en el libro solo dos, que yo recuerde) con encuentros sexuales que mantenía con hombres desconocidos.

Se citan muchísimos ejemplos de famosos escritores que encomendaron la tarea de destruir textos inéditos a su muerte a familiares, amigos o albaceas, que los traicionaron publicándolos, de lo que a veces surgieron obras maestras. En el caso de García Márquez, según dice el artículo, la solicitud se la hizo a su hijo, Gonzalo García Barcha: “Me dijo directamente que había que destruir la novela”.

Sin embargo, de común acuerdo, sus dos hijos, Rodrigo y Gonzalo, concluyeron que había que publicarla, y aquí viene la peor parte de la descripción del ‘New York Times’: su argumento se basó en que, por su demencia, “Gabo perdió la capacidad de juzgar el libro”. ¿Y por qué no pensamos en que pudo ser al revés? ¿En que el mayor acto de lucidez en el ocaso de su vida fue ese, destruir esas páginas deshilvanadas, cuando la neblina del alzhéimer ya levantaba vuelo alrededor de su mente?

Según el NYT, hace dos años sus hijos resolvieron darle un nuevo vistazo a la novela, que “era confusa en algunos lugares”, pero se sentía completa. (¿Según quién?) Dejó de ella al menos cinco versiones y en una carpeta había un OK. A partir de esa versión fue que empezó a trabajar Cristóbal Parra para editar el texto final. Pero igualmente tomó pedazos de otras versiones y de un documento compilado por un asistente del escritor con los cambios que había querido hacer. Se nota, porque en un solo capítulo Parra nos cuenta tres veces que la hija de su protagonista quería ser monja.

Y ahí viene esa especie de engaño que es ‘En agosto nos vemos’: que salió al mercado como la novela póstuma de García Márquez y no como una obra inconclusa. Lo que evidentemente es.

La han defendido personas de tanta autoridad como mi profesor y amigo Juan Esteban Constaín, quien pregunta en su columna de EL TIEMPO: “¿Cuál es la obra completa de un artista? ¿Solo la de sus grandes momentos y su esplendor y su gloria o también la de su vida misma, su vida toda, forjándose día a día? Yo creo que es lo segundo. (…) Siento que el espíritu de un genio, su destino, está contenido en cada una de sus creaciones, no importa cómo, no importa cuándo”. Disiento de Juan Esteban. Este libro es una pesca desordenada de ideas contenidas en varios proyectos de la misma novela por parte de manos ajenas a las del autor. Por lo tanto, es una compilación que produjo un librito bastante malo.

En cambio, las críticas de Aura Lucía Mera (exdirectora de Colcultura) en ‘El Espectador’, así como las de la escritora Carolina Sanín, en Cambio, son implacables. La primera sostiene que no piensa leerse el libro, porque “me parece que publicarla es una falta de ética de sus hijos, de los editores del libro y de toda la propaganda que se le está haciendo. Mientras Sanín dice: “Este libro es bastante pobre y no es la primera novela cursi de García Márquez. El gran genio americano publicó en sus últimos años libros en los que parecería estar copiando lo peor de sí mismo”. Y remata: “Este es un negocio gigantesco y como tal deberíamos tratarlo”. Por lo demás, sugiere que sospechosamente está escrito casi como un guion de cine en espera de que se filme la película que está esperando a Ana Magdalena Bach, que con seguridad, pienso yo, será mejor que el libro.

Yo lo compré porque mi librero de cabecera, el adorable Felipe Ossa, cuyos consejos sigo a ciegas, me dijo que el estilo de Gabo estaba retratado de principio a fin. También lamento discrepar. Si no se hubiera publicado esta novela, y siento decirlo, García Márquez habría ganado mucho y habría perdido nada. Por desgracia, la publicación de ‘En agosto nos vemos’ invierte la ecuación.

Tiene al comienzo, sí, quizás unas primeras hojas muy garciamarquianas que retratan su realismo mágico; pero en escasos renglones se irá diluyendo hasta ya no existir al final de esta historia inconclusa, que termina como el libro: arrastrando sin misterios un saco de huesos.

MARÍA ISABEL RUEDA

(Lea todas las columnas de María Isabel Rueda en EL TIEMPO, aquí)

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De un librito y otros demonios

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17.03.2024
De todas las críticas y defensas que he leído y escuchado alrededor de la obra póstuma de García Márquez, ‘En agosto nos vemos’, quizás una de las que más pistas contiene de por qué la publicaron es la de Alexandra Alter en el ‘New York Times’.

Sobre el libro, al que titula escuetamente ‘En agosto’, dice que García Márquez “lo alcanzó a batallar para terminarlo y estuvo haciendo cambios durante años, eliminando frases, garrapateando en los márgenes y dictando notas a su asistente. Y finalmente se rindió”.

Probablemente se dio cuenta de que no era publicable porque nunca estuvo terminado. La original historia es la de una mujer casada de mediana edad, Ana Magdalena Bach, que cada agosto hace un viaje para visitar la tumba de su madre en una isla del Caribe no identificada, que combina algunas veces (en el libro solo dos, que yo recuerde) con encuentros sexuales que mantenía con hombres desconocidos.

Se citan muchísimos ejemplos de famosos escritores que encomendaron la tarea de destruir textos inéditos a su muerte a familiares, amigos o albaceas, que los traicionaron publicándolos, de lo que a veces surgieron obras maestras. En el caso de García Márquez, según dice el artículo, la solicitud se la hizo........

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