“Apenas nombran a un trabajador en un cargo directivo importante, inmediatamente les produce escozor que porque no es blanco, grande, buen mozo y artista”.

Así intentó defender el desaforado ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, al controvertido nuevo director de la Nueva EPS, Aldo Cadena. Jaramillo, aparentando una defensa noble de un amigo, deja, por el contrario, ver una pesada carga discriminatoria contra el físico de Cadena y una subvaloración suya como persona, porque no es blanco, grande, buen mozo y artista. Lástima que sea un propio ministro del despacho el que intente abonar su floreciente teoría de que la gente morena o negra, bajita o gorda, que no llena los estándares comerciales de la belleza física y que no es artista, desmerece del respeto de la ciudadanía a sus capacidades intelectuales.

Pero resulta que al señor Aldo Cadena no lo están criticando por el aspecto físico que el ministro Jaramillo intenta clasificar dentro de los cánones de la feúra. Tampoco por ser “trabajador”, como si todos los que trabajamos (yo de lunes a domingo) fuéramos unos incontratables.

También traiciona con sus valoraciones físicas el ministro Jaramillo la esencia de la Constitución del 91, que hizo lo posible por ser más incluyente en temas de afros, indígenas y de género. Sí, puede que le haya faltado un capítulo que prohibiera la discriminación contra gente no buena moza, para que no la discriminen. Pero la Constitución no se puede volver tan cositera.

Ahora: la pura verdad es que como la opinión pública tuvo la oportunidad de conocer el desempeño del señor Aldo Cadena como funcionario público, lo que preocupa son las posibilidades de que carezca definitivamente de las cualidades que requiere manejar un monstruo como es hoy la Nueva EPS, el caballo de Troya del Gobierno para hacer la reforma de la salud, bien si pasa en el Congreso como si no pasa. Da lo mismo. Se hará.

De Cadena se conoce su gestión al frente de Capital Salud, cuando Petro era alcalde y lo puso ahí de presidente de la junta directiva, cargo desde el que hizo varias “cositas”. Duplicó la planta de personal y cambió el proveedor de medicamentos, por ejemplo, escogiendo a dedo a una empresa barranquillera cuyo contrato tuvieron que caducar por incumplimiento. Cadena recibió a Capital Salud con pérdidas de cerca de 20.000 millones y la entregó con pérdidas de 579.000 millones de pesos, buena parte de los cuales se les adeudaba a los hospitales del Distrito. En los dos últimos años de Petro, la cartera de los hospitales públicos pasó de 700 millones a 1,1 billones. Principal deudor, Capital Salud. Y Cadena ahí. En octubre de 2015, la Súper de Salud tuvo que intervenir a la entidad y diagnosticó un gigantesco detrimento presupuestal. Y los hospitales públicos al borde del colapso, en lo que tuvo que intervenir urgentemente el alcalde Peñalosa. Una auditoría forense internacional de KPMG en 2016 recomendó denuncia penal contra Cadena, que nunca prosperó en la Fiscalía y la pregunta quedó en el aire: ¿qué se hizo la plata?

Eso no es todo. Aldo Cadena también fue director del Instituto de Recreación y Deporte, a donde llevó por orden de Petro como mano derecha a Juan Carlos Montes. Sí, el mismo de la máquina tapahuecos y de la chuspa de dinero a Petro. Ahí también hicieron travesuras. El señor Montes, hoy escondido en Suiza, tiene dos circulares rojas de Interpol por unas platas embolatadas en unos parques. Famosas eran las botellas de whisky que le daban a cambio de una cita y el maletín lleno de efectivo que cargaba para lo que se ofreciera. En el empalme, cuando se le pidieron cuentas, dijo: “Para nosotros no hay ley, hay monte. Y si me van a perseguir, me van a tener que buscar en el monte”.

Cadena fue el hombre que, a punta de extrañas presiones y la vergonzosa entrega de las cajas de compensación, el Gobierno embutió como presidente de la junta de la Nueva EPS. Y será quien conduzca las riendas de la politización de la salud cuando, como lo advirtió Petro, las EPS se caigan como naipes una encima de otra y terminen sus afiliados apretujados allí.

Mientras tanto, el ministro Jaramillo anda de gira presidencial, de municipio en municipio, con su propio maletín. Y varios exministros y exviceministros de Salud escriben una angustiosa misiva, motivada esta vez por el nombramiento de Cadena, denunciando nuevamente que las EPS están delicadamente desfinanciadas. El Estado les adeuda miles de millones, les deben cuotas de presupuestos máximos de noviembre, diciembre y enero y les ajustaron las UPC en un porcentaje mucho menor de lo que calculan que les deben pagar por paciente. Y sentencian en su carta: “Nos encaminan hacia un colapso del sistema de salud que afectará el derecho de miles de colombianos”.

“Pamplinas”, responde el presidente Petro ante tamaña advertencia.

MARÍA ISABEL RUEDA

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El canon de la fealdad

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28.01.2024

“Apenas nombran a un trabajador en un cargo directivo importante, inmediatamente les produce escozor que porque no es blanco, grande, buen mozo y artista”.

Así intentó defender el desaforado ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, al controvertido nuevo director de la Nueva EPS, Aldo Cadena. Jaramillo, aparentando una defensa noble de un amigo, deja, por el contrario, ver una pesada carga discriminatoria contra el físico de Cadena y una subvaloración suya como persona, porque no es blanco, grande, buen mozo y artista. Lástima que sea un propio ministro del despacho el que intente abonar su floreciente teoría de que la gente morena o negra, bajita o gorda, que no llena los estándares comerciales de la belleza física y que no es artista, desmerece del respeto de la ciudadanía a sus capacidades intelectuales.

Pero resulta que al señor Aldo Cadena no lo están criticando por el aspecto físico que el ministro Jaramillo intenta clasificar dentro de los cánones de la feúra. Tampoco por ser “trabajador”, como si todos los que trabajamos (yo de lunes a domingo) fuéramos unos incontratables.

También traiciona con sus valoraciones físicas el ministro Jaramillo la esencia de la Constitución del 91, que hizo lo........

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