Como llevo más de dos años escribiendo en contra del entonces candidato y actual presidente, Gustavo Petro, descubriendo día a día que resultó peor de lo que esperábamos, hoy, como cierre del 2023, resolví hacer un ejercicio interesante y sobre todo honesto.

Consulté con personas de diversas disciplinas y tendencias políticas, incluyendo petristas, que incluso resultaron bastante parcos, sobre cuáles serían aquellas cosas en las que podría decirse que Petro muestra resultados positivos.

Casi todos mis entrevistados comenzaron, curiosamente, por lo mismo. Que haberse atrevido a subir el precio de la gasolina fue un hecho valiente (supongo que el presidente Duque no se atrevió porque la oposición, conducida por Petro, lo habría tumbado). Aunque nos acercamos a tapar el hueco, queda una subida más que el Gobierno aplazó para enero, sus razones tendrá. Lo del diésel sí terminó completamente quedado. Y quién sabe cuándo se atreva a tomar el Gobierno este paso.

Mis entrevistados mencionan como mérito que Petro no se ha atrevido a tocar la regla fiscal. Cierto, hasta hoy. Pero ya anunció al respecto que “el gato se subió al tejado”. Es seguro que lo hará el año entrante, cuando el Comité de la Regla Fiscal, que se ha revelado como una de las instituciones más serias con la junta del Banco de la República y la Corte Constitucional, advierte que se va a requerir recortar el gasto público entre 30 y 40 billones de pesos y, óiganlo bien, sin contar con lo que van a costar las reformas que tramita el Gobierno en el Congreso.

También me mencionan como acierto que Petro haya nombrado a los ministros Ocampo y Bonilla como los “adultos de la casa”, capaces de decirle no desde al Presidente para abajo.

Comparto que haber reabierto las relaciones con Venezuela fue un acierto, por lo diplomática y políticamente conveniente. Pero hasta ahí. Porque comprarle el gas que vamos a necesitar a Pdvsa en lugar de explotar el que queda en Colombia es como de locos. Pero a la vez, en el errático manejo de nuestras relaciones internacionales, hemos peleado con Perú (no con su presidenta, sino con el país, nuestro vecino). Le hicimos a Milei el desaire de que Petro no asistiera a su posesión, despreciando los resultados democráticos que arrojó la Argentina. Desde luego, a Petro se le ha convertido en un deporte el duelo diario con Bukele, presidente de El Salvador.

Acierto, el nombramiento del embajador de Colombia en EE. UU., Luis Gilberto Murillo, que ha resultado un fenómeno, pero que no sabemos hasta dónde incidió en que el ala radical del gobierno demócrata, que no es por fortuna todo EE. UU., enviara un conveniente mensaje de apoyo a la reforma laboral, que pudo haber empujado la aprobación de 16 de sus artículos en la Cámara y que en nada contribuye a la formalización del empleo. Es una victoria claramente sindical que le costará al país no sabemos cuánto. Y que junto con lo que podría considerarse como otro acierto, el aumento de los subsidios a los pobres para disminuir la inequidad en Colombia, que es famosa en el mundo, es dudoso que el año entrante haya plata para pagar todo eso, porque a este gobierno poco le importa la viabilidad económica de sus proyectos y promesas.

También ha sido un acierto que se haya colocado a la cabeza de reemplazar las fuentes de energía fósil, pero como es todo “a lo Petro”, torpe y muy confusamente. Hasta los jóvenes que lo eligieron y que hoy son los primeros en chiflarlo en los estadios comienzan a darse cuenta de que Petro es un pésimo gobernante, básicamente porque es un pésimo ejecutor. Veníamos acostumbrados a presidentes malos que sin embargo ejecutaban las cosas relativamente bien. Este no. Y así como lo hizo de mal en el tema de las basuras en Bogotá, podrá terminar improvisando en la transición energética y, más grave aún, en su reforma de la salud, que cada día que pasa se vuelve más enredada y poco viable para garantizarnos atención.

A Petro hay que reconocerle que es acertado en sus diagnósticos. Pero luego se pierde en esparcir el virus de la vida por las estrellas. O simplemente se pierde del todo, aunque sea por una raspadura en la rodilla.

En cuanto a sus esfuerzos por la tal paz total, reconozcámosle su insistencia en mantener diálogos de paz, pero también hay que decir que hasta ahora, los resultados han sido desafortunados y torpes, y que está paso a paso convirtiéndose en un esperpento que le saca pelos hasta a una calavera.

Si tenemos que darle las gracias porque no ha cumplido con sus anuncios de meterle mano al Banco Central y al Comité de la Regla Fiscal, pues hagámoslo. Mientras dure. Veremos qué pasa en Ecopetrol.

Me da mucha pena, pero hasta ahí puedo hacer este balance positivo del gobierno Petro. Y eso que todavía no podemos incluir sino año y medio de gestión... O de indigestión.

MARÍA ISABEL RUEDA

(Lea todas las columnas de María Isabel Rueda en EL TIEMPO aquí)

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Lo bueno de Petro

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17.12.2023

Como llevo más de dos años escribiendo en contra del entonces candidato y actual presidente, Gustavo Petro, descubriendo día a día que resultó peor de lo que esperábamos, hoy, como cierre del 2023, resolví hacer un ejercicio interesante y sobre todo honesto.

Consulté con personas de diversas disciplinas y tendencias políticas, incluyendo petristas, que incluso resultaron bastante parcos, sobre cuáles serían aquellas cosas en las que podría decirse que Petro muestra resultados positivos.

Casi todos mis entrevistados comenzaron, curiosamente, por lo mismo. Que haberse atrevido a subir el precio de la gasolina fue un hecho valiente (supongo que el presidente Duque no se atrevió porque la oposición, conducida por Petro, lo habría tumbado). Aunque nos acercamos a tapar el hueco, queda una subida más que el Gobierno aplazó para enero, sus razones tendrá. Lo del diésel sí terminó completamente quedado. Y quién sabe cuándo se atreva a tomar el Gobierno este paso.

Mis entrevistados mencionan como mérito que Petro no se ha atrevido a tocar la regla fiscal. Cierto, hasta hoy. Pero ya anunció al respecto que “el gato se subió al tejado”. Es seguro que lo hará el año entrante, cuando el Comité de la Regla Fiscal,........

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