El 1.º de mayo de 2024 pasará a la historia como la jornada de las ironías perfectas, como la que varios sindicatos, entre ellos el de la unidad que protege a los funcionarios del Estado, liderada por un íntimo del Presidente, enarbolen pendones que aclaran cómo su marcha es por los trabajadores, no por el Gobierno, que se llama a sí mismo de los trabajadores. O que el Presidente cite su propia marcha este día, intentando enarbolar las banderas del trabajador, cuando las mediciones publicadas esta semana por su gobierno, a través del Dane, sugerirían mejor presentarse como el de los desempleados y los extrabajadores.

O el hallazgo del Presidente de una frase para describirse a sí mismo y notificarnos que es un revolucionario desde el Gobierno. Y arremeter contra la Constitución que le permite ser presidente revolucionario, la que sostiene los pilares de la democracia que a su vez lo sostienen a él, porque a pesar de su obsesión y su temor de ser derrocado, esos pilares, esos poderes independientes, esa ciudadanía respetuosa, a pesar de algunos desmanes contra TransMilenio ayer y la reprochable agresión a periodistas de esta casa editorial, lo respetaremos hasta el último día de su mandato constitucional y como exmandatario.

Pero el Presidente es más irónico que Aristófanes y Sócrates, tan cínico como Diógenes y maniqueo como el mismo Manes: desde la tarima de la autorrevelación, tachó la marcha del 04-21 como la de la muerte y exaltó la que él convocó como la de la vida. El maniqueísmo partidista que condenó con virulencia como senador le parece idóneo ahora como presidente revolucionario, para graduar como enemigos de la vida a quienes marchan democráticamente contra los fracasos de las políticas de su gobierno; para que corrija, no para derrocarlo ni asesinarlo. El profesor Pedro Medellín señaló que eso sucede porque esa marcha lo afectó y le causa un enorme temor.

Destacó la bandera del M-19 como la de la vida, pero olvidó lo que sucedió frente a su tarima hace 40 años a los honorables magistrados que ardieron cuando esa bandera ondeaba. Señaló que la Nación constitucional anterior a su gobierno fue formada por aristócratas, quienes querían regresar al poder para fusilar. Fustigó a varias empresas, no obstante ser estas los vehículos de la economía que permiten a los trabajadores serlo y con dignidad, olvidando que los trabajadores independientes, según el Dane, sufren más que quienes emplean y pagan las empresas que fustiga.

El desempleo sigue subiendo durante su gobierno y se ubica ya en el 11,3 %, con 2,8 millones de desempleados, 339.000 más que en 2023. Ni se encuentran empleos ni se crean nuevos. Los jóvenes y las mujeres llevan la peor parte: 20 % de desempleo juvenil y ausencia de oportunidades, 14,4 % de mujeres desempleadas, 5,5 % superior al desempleo en hombres.

Es una ironía que lo oigamos arengar como Presidente constitucional contra el proceso que la carta magna exige para su reforma, y con cinismo responsabilizar a sus ministros de todo lo que no sale bien, eso sin contar lo que tumbarán las altas cortes. Pero pedirle en arenga pública al ministro que sea temeroso, al que no se atreva, al respetuoso de la ley y los protocolos de una democracia, hacerse a un lado es un terrible mensaje sobre los postulados del deber ser. Es una actitud que mina la credibilidad de su palabra y sus juramentos.

Si el presidente Petro con sus arengas lograra hacer marchar la economía, las oportunidades –aunque sea para los jóvenes que empiezan a vivir y las mujeres cabeza de hogar–, o reducir el narcotráfico, como le piden la CEE y EE. UU., o el homicidio, el secuestro y la extorsión, o detener el exterminio de defensores, a la próxima marcha le salimos todos. Mientras tanto, Presidente, con todo respeto, hágale caso a Laura, reflexione.

​(Lea todas las columnas de Mauricio Lloreda en EL TIEMPO, aquí)

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El día de las perfectas ironías

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02.05.2024

El 1.º de mayo de 2024 pasará a la historia como la jornada de las ironías perfectas, como la que varios sindicatos, entre ellos el de la unidad que protege a los funcionarios del Estado, liderada por un íntimo del Presidente, enarbolen pendones que aclaran cómo su marcha es por los trabajadores, no por el Gobierno, que se llama a sí mismo de los trabajadores. O que el Presidente cite su propia marcha este día, intentando enarbolar las banderas del trabajador, cuando las mediciones publicadas esta semana por su gobierno, a través del Dane, sugerirían mejor presentarse como el de los desempleados y los extrabajadores.

O el hallazgo del Presidente de una frase para describirse a sí mismo y notificarnos que es un revolucionario desde el Gobierno. Y arremeter contra la Constitución que le permite ser presidente revolucionario, la que sostiene los pilares de la democracia que a su vez lo sostienen a él, porque a pesar de su obsesión y su temor de ser derrocado, esos........

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