A días de terminar 2023, el discurso del presidente Gustavo Petro no tiene el tono festivo de Navidad y cierre de año, sino el aire melancólico del final de mandato. Aunque le quedan más de 30 meses en la Casa de Nariño, esta semana en Buenos Aires (Cauca) sentenció que no le va a alcanzar su cuatrienio y que en 2026 hará falta elegir “un nuevo gobierno progresista”.

Lo dijo a propósito de la pasmosa lentitud con que avanza la entrega de tierras a los campesinos. Petro calificó de “ilusoria” la meta de tres millones de hectáreas definida en los acuerdos con las Farc, y puso en duda su propio objetivo de campaña de un millón de hectáreas, corregido –ya en el poder– a 680.000: con más de 16 meses en la Casa de Nariño, el Ejecutivo apenas ha comprado 48.000 hectáreas para dar a los campesinos.

El Presidente le echa la culpa a “un Estado que no existe”, cuando lo que pasa es que su administración no funciona. Con todo y pandemia, el gobierno anterior entregó 727.000 hectáreas a cerca de 25.000 familias. Con razón, en el Invamer Poll de esta semana, 74 % de los encuestados (15 puntos más que en octubre) piensan que la implementación de los acuerdos con las Farc va por mal camino.

Al reconocer que esos acuerdos “no se van a cumplir”, Petro dijo: “No somos capaces de construir un régimen de verdad, no somos capaces de afectar el territorio y transformarlo positivamente, y no somos capaces de repartir la tierra”. Es una desconcertante confesión de incapacidad, casi una renuncia a la acción de gobierno.

La incapacidad es el sello del mandato petrista. En estos días, el exministro José Antonio Ocampo calificó la ejecución presupuestal del gobierno de “bastante floja”. Y el economista Salomón Kalmanovitz dijo que “es lamentable” que, a noviembre, la ejecución de los gastos de funcionamiento vaya apenas en 65%, mientras en materia de inversión el resultado es aún peor: menos del 16 %.

Impresionan las lánguidas cifras de la política de vivienda de Petro. Según Camacol, las ventas de vivienda llevan 17 meses (casi los mismos de este gobierno) en caída libre: entre enero y noviembre fueron 120.000 unidades, contra 223.000 en el mismo período del año pasado.

La vivienda de interés social (VIS) es de lejos la más golpeada: 100.000 unidades menos este año. La gente lo tiene claro: 51 % de los encuestados del Invamer Poll creen que todo va empeorando en la construcción de vivienda popular, el guarismo más negativo en 15 años de esa pregunta en el sondeo.

El desempleo, que estuvo por encima del 20 % en la pandemia, había caído a 10 % cuando Petro llegó al poder. Hoy sigue en niveles similares, pero en vez de apuntar a una caída mayor, para el año entrante esta dramática cifra amenaza con subir. Por eso, 72 % de los encuestados por Invamer aseguran que la situación del empleo está empeorando.

Es evidente que el desempleo va a aumentar en 2024: la economía cayó 0,3 % en el tercer trimestre de 2023, el país cerrará el año con poco más de 1 % de muy pobre crecimiento y, según las proyecciones, el año entrante no irá mejor. Los colombianos lo viven en carne propia: según Invamer, 80 % de la gente asegura que la economía está empeorando.

Al igual que la construcción, otros sectores van para abajo: según Campetrol, por el freno de la exploración debido a la menor actividad de búsqueda de Ecopetrol y los privados, este año se han esfumado 20.000 empleos. Con razón, 61 % de los encuestados por Invamer se oponen a suspender la exploración de petróleo y gas, como promueve Petro.

Aunque le queden dos años y medio, el tiempo ya perdido por el Presidente es enorme, y así es difícil que el cuatrienio le alcance. Y más difícil es que la gente elija en 2026 otro gobierno de su misma línea. Para que los colombianos hagan eso, se necesita que este mandato resulte medianamente bueno. Y, en cambio, está resultando bastante malo.

MAURICIO VARGAS
mvargaslina@hotmail.com

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El tiempo perdido

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17.12.2023

A días de terminar 2023, el discurso del presidente Gustavo Petro no tiene el tono festivo de Navidad y cierre de año, sino el aire melancólico del final de mandato. Aunque le quedan más de 30 meses en la Casa de Nariño, esta semana en Buenos Aires (Cauca) sentenció que no le va a alcanzar su cuatrienio y que en 2026 hará falta elegir “un nuevo gobierno progresista”.

Lo dijo a propósito de la pasmosa lentitud con que avanza la entrega de tierras a los campesinos. Petro calificó de “ilusoria” la meta de tres millones de hectáreas definida en los acuerdos con las Farc, y puso en duda su propio objetivo de campaña de un millón de hectáreas, corregido –ya en el poder– a 680.000: con más de 16 meses en la Casa de Nariño, el Ejecutivo apenas ha comprado 48.000 hectáreas para dar a los campesinos.

El Presidente le echa la culpa a “un Estado que no existe”, cuando lo que pasa es que su administración no funciona. Con todo y pandemia, el gobierno anterior entregó 727.000 hectáreas a........

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