¿Cómo pasó el Ecuador, en apenas seis años, de una tasa de homicidios de 5,8 por cada 100.000 habitantes en 2017, a una de 45 el año pasado? Es fácil echarles la culpa a los mandatarios de ese periodo, los expresidentes Lenin Moreno (2017-2021) y Guillermo Lasso (2021-2023), pero hacerlo sería tan ligero como injusto.

La inusitada violencia que esta semana se volvió noticia mundial tras el asalto armado a un canal de televisión por una banda vinculada con el cartel de Sinaloa, es resultado de la política de ‘pax narca’ del antecesor de Moreno, el expresidente Rafael Correa, hoy condenado por corrupción.

El concepto de ‘pax narca’ fue inventado en México. Allí, muchos mandatarios locales les entregan su ciudad a capos de un solo cartel, lo que evita la guerra entre bandas. A cambio, les piden que dejen de matar o, cuando menos, que recojan los cadáveres y los desaparezcan, de modo que esos homicidios no sumen en las estadísticas.

Correa, que mandó en Ecuador de 2007 a 2017, quería frenar el alza en los homicidios, impulsada por la creciente actividad de las bandas del narcotráfico asociadas con las Farc. Su régimen optó por dejar hacer a los narcos, bajo la lógica de “si no los perseguimos, ellos se dedican al negocio sin necesidad de matar”. Eso incluyó concesiones a los capos como no renovar el acuerdo con Washington, cuyos militares operaban la base de Manta, en el litoral, que combatía el narcotráfico.

Era, sobre todo, un cruce de favores: del vínculo de varios capos con el correísmo y del apoyo narco a sus campañas, existen numerosos indicios. A las evidencias del financiamiento de las Farc –metidas en narcotráfico– a la campaña de Correa en 2007, se suman informes de la Policía ecuatoriana sobre los hermanos Ostaiza Amay, capos que trabajaban para el frente 48 de esa guerrilla y que operaba en la frontera.

Los informes –que el correísmo trató de ocultar– indicaban que los Ostaiza apoyaron la campaña correísta e identificaban a un viceministro del Interior de Correa, que trabajaba para ellos. Pierina Correa, la hermana del entonces presidente, fue fotografiada en 2010 con los Ostaiza, cuando visitaba una cárcel donde los hermanos esperaban ser juzgados por una acusación de Estados Unidos de narcotraficar para las Farc.

El propio Correa también salió en una foto cuando un celular le fue incautado a un teniente retirado del Ejército, que trabajaba en Ecuador para la red del capo mexicano ‘Chapo’ Guzmán. En los archivos del aparato móvil apareció un retrato del exmandatario con tres capos. En ella, de manera amistosa, Correa pasa sus brazos por encima de los hombros de dos de ellos, mientras esboza una gran sonrisa.

Terminado el mandato de Correa, la ‘pax narca’ tocó a su fin. Pero las bandas quedaron fortalecidas por una década de casi nula persecución de las autoridades. Eso y el mar de coca que se multiplicó en el sur de Colombia debido al fin de la fumigación aérea decidido por Juan Manuel Santos para impulsar la negociación con las Farc, dispararon el homicidio y la violencia.

De lo que pasa en Ecuador, los colombianos debemos derivar lecciones. ¿Qué tanto la paz total del presidente Gustavo Petro puede conducir a esa misma ‘pax narca’ que crea la falsa ilusión de una baja de la violencia, pero enriquece y fortalece a las bandas criminales? La sangre que trágicamente baña hoy a nuestros hermanos del sur demuestra que es una estrategia suicida.

* * *

Derroche.
En este gobierno populista de izquierda les encanta el lujo y derrochar la plata del contribuyente. El multimillonario costo del séquito de maquillador, vestuarista y demás que acompaña a la primera dama, Verónica Alcocer, revelado por ‘La Silla Vacía’, y la nueva flota de 31 lujosos vehículos de la cancillería de Álvaro Leyva, a un costo de 6.240 millones de pesos, que destapó la FM, son apenas los más recientes botones de muestra.

MAURICIO VARGAS
mvargaslina@hotmail.com

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La ‘pax narca’

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14.01.2024

¿Cómo pasó el Ecuador, en apenas seis años, de una tasa de homicidios de 5,8 por cada 100.000 habitantes en 2017, a una de 45 el año pasado? Es fácil echarles la culpa a los mandatarios de ese periodo, los expresidentes Lenin Moreno (2017-2021) y Guillermo Lasso (2021-2023), pero hacerlo sería tan ligero como injusto.

La inusitada violencia que esta semana se volvió noticia mundial tras el asalto armado a un canal de televisión por una banda vinculada con el cartel de Sinaloa, es resultado de la política de ‘pax narca’ del antecesor de Moreno, el expresidente Rafael Correa, hoy condenado por corrupción.

El concepto de ‘pax narca’ fue inventado en México. Allí, muchos mandatarios locales les entregan su ciudad a capos de un solo cartel, lo que evita la guerra entre bandas. A cambio, les piden que dejen de matar o, cuando menos, que recojan los cadáveres y los desaparezcan, de modo que esos homicidios no sumen en las estadísticas.

Correa, que mandó en Ecuador de 2007 a 2017, quería........

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