Por esta época del 2022 advertimos que la crisis del comercio exterior, derivada de los problemas de su logística internacional, tendría un gran impacto en la economía doméstica. Y así fue. Luego, hace un año, dijimos que el nuevo nombre de la pandemia era la estanflación, que tendría un efecto severo sobre nuestro crecimiento económico. Y ahí están los resultados. Ahora, al comenzar este año, hay que hablar de la geopolítica y sus efectos en la vida corriente de nuestros ciudadanos.

Mientras hemos dedicado buena parte de la semana a discutir el contrato para organizar la “Casa Colombia” en Davos (hoy en las buenas manos de la procuradora Cabello), los dirigentes del mundo se han concentrado allí a debatir los principales asuntos que inciden en el futuro de la sociedad contemporánea: uno de ellos, la geopolítica, que en los últimos tiempos ha incidido tanto en el crecimiento económico, en la inflación mundial y, en últimas, en el bienestar de los pobladores de este planeta.

En los pocos años de esta década, la geopolítica nos ha golpeado de muy distintas formas. La guerra entre Rusia y Ucrania incrementó en forma exorbitante los precios de los cereales y de la energía. ¿Acaso un consumidor colombiano sabe que, desde el 2022, pagó por un huevo el doble de lo que cancelaba antes de ese conflicto? La inflación global indujo a todos los bancos centrales a subir las tasas de interés, lo que impactó severamente el crecimiento económico y el ambiente político en nuestras democracias. La guerra en la Franja de Gaza y su potencial extensión al Medio Oriente impactarán necesariamente la industria del petróleo, cuya incidencia sobre el PIB mundial está más que documentada.

Pero ahí no paran los problemas en la actualidad. El conflicto que ha surgido en el mar Rojo a raíz de los ataques de la milicia hutí y la reacción de Estados Unidos y el Reino Unido también afectará el comercio mundial y los precios de las materias primas globales. Baste recordar que por allí pasa el 12 % del comercio del mundo y, si se agrava el problema, será necesario que las embarcaciones deban cambiar de ruta por el sur de África, con los sobrecostos que ello comporta.

Hasta hace poco tuvimos un desabastecimiento de computadoras, carros y electrodomésticos, por la escasez de microchips. Si aumentan las tensiones entre China y Taiwán, que huelen a una contingencia real después de las últimas elecciones, dicho mercado –que ya estaba normalizado– puede volverse a afectar, porque en Taiwán se fabrica más del 50 % de los michochips que necesita la industria en el mundo.

No se trata de que los gobiernos anticipen el futuro. Lo que es de esperarse es que trabajen en la construcción de alternativas que minimicen el impacto de los sucesos geopolíticos

Es decir, la geopolítica es un asunto central en la sociedad contemporánea y está sentada en la mitad de nuestra sala. Las naciones, así sean del tercer mundo, no son ajenas a los conflictos religiosos, económicos, regionales o culturales que se viven, así como los mercados no están aislados de la política mundial. Ojalá nuestras autoridades así lo adviertan y lo hayan entendido de primera mano en Davos, a menos que hayan tenido que gastar todo su tiempo en probar el origen colombiano del café que allí se ofreció, que son los asuntos y las reyertas que a nosotros nos preocupan, mientras los gobernantes y los presidentes de las corporaciones mundiales están concentrados en el estudio de estos conflictos ecuménicos, pensando en sus efectos sobre la gente y sus negocios.

No se trata de que los gobiernos anticipen el futuro. Lo que es de esperarse es que trabajen en la construcción de alternativas que minimicen el impacto de los sucesos geopolíticos, cualquiera sea su resultado. Por ello no es fácil entender cómo, en un entorno mundial en el que los conflictos pueden reducir la oferta de petróleo, nuestra decisión es suspender los contratos petroleros. O cómo, frente a las contingencias políticas y económicas de Venezuela, entregamos a ella el futuro del suministro del gas para nuestra industria y nuestros hogares. Es decir, no son alternativas para evitar los huecos, sino para hundirnos en ellos.

Taponazo. ¿No habrá seguridad para las empresas agrícolas del Cauca?

NÉSTOR HUMBERTO MARTÍNEZ NEIRA

(Lea todas las columnas de Néstor Humberto Martínez en EL TIEMPO, aquí)

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La geopolítica está en la sala

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21.01.2024

Por esta época del 2022 advertimos que la crisis del comercio exterior, derivada de los problemas de su logística internacional, tendría un gran impacto en la economía doméstica. Y así fue. Luego, hace un año, dijimos que el nuevo nombre de la pandemia era la estanflación, que tendría un efecto severo sobre nuestro crecimiento económico. Y ahí están los resultados. Ahora, al comenzar este año, hay que hablar de la geopolítica y sus efectos en la vida corriente de nuestros ciudadanos.

Mientras hemos dedicado buena parte de la semana a discutir el contrato para organizar la “Casa Colombia” en Davos (hoy en las buenas manos de la procuradora Cabello), los dirigentes del mundo se han concentrado allí a debatir los principales asuntos que inciden en el futuro de la sociedad contemporánea: uno de ellos, la geopolítica, que en los últimos tiempos ha incidido tanto en el crecimiento económico, en la inflación mundial y, en últimas, en el bienestar de los pobladores de este planeta.

En los pocos años de esta década, la geopolítica nos ha golpeado de muy distintas formas. La guerra........

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