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Se hundió la reforma a la salud y me quedé con las ganas de escuchar por parte de los grandes medios de comunicación, del tecnócrata Alejandro Gaviria y de los demás defensores del actual sistema de salud, un argumento sesudo, sustentado y distinto a: esta reforma es inviable, nefasta, polémica, controvertida. De lo que sí me hastié fue de escuchar sus contradicciones e incoherencias.

La primera de ellas: tachar de adoctrinados e ideologizados a quienes defienden la salud como un derecho. Según ellos, quien critica lo privado odia lo privado, pero quien crítica lo público y califica a la corrupción e ineficiencia como exclusivo de este sector no odia lo público. Llaman dogmáticos a los radicalizados en un sentido, y técnicos a los radicalizados y adoctrinados en el otro.

“La reforma no es necesaria porque el sistema funciona bien, tan bien que está catalogado como el quinto mejor del mundo”. No obstante, cuando les demostraron con cifras que el sistema estaba en una crisis sistémica y estructural, primero lo negaron, luego lo admitieron pero culparon al gobierno por no girar el dinero suficiente. Si estaba desfinanciado ¿cómo iba a ser el quinto mejor del mundo?

Siguiente: Argumentar que el sistema es la panacea porque la atención que le brindó al ex presidente Santos o a Alejandro Gaviria fue de lujo. Si vamos a calificar el servicio de salud por cómo atienden a los presidentes, ministros y demás figuras políticas, califiquemos entonces los salarios de los colombianos por lo que ganan los directivos de las 5 empresas más grandes del país, y concluyamos que son una maravilla.

Pero, por sobre todo, lamentable el papel que jugó la gran prensa. Y es que si bien al activista de izquierda le llaman activista, al activista de derecha y a favor del gran capital le llaman periodista.

No entiendo por qué, y aun cuando dicen estar del lado de la gente, se dedicaron a sabotearla y a calificarla de polémica y nefasta si, por lo menos desde la teoría, propendía por la salud como un derecho para la mayoría y no como un negocio para unos pocos. Ahora, si no creían que tanta dicha fuera cierta, perfecto, califíquenlas de mentirosas, de idealistas o utópicas, controviértalas en ese aspecto, exíjanles a sus ponentes que se las aterricen, que les demuestren su viabilidad. Conclusión, den el debate en el terreno que corresponde, en el terreno técnico.

Pero, a falta de argumentos y de un conocimiento profundo del sector, se dedicaron a malinterpretar, tergiversar y a sacar de contexto toda declaración. “Si no se cambia el sistema, las EPS chun, chun, chun, van a caer como dominós una tras otra”. El titular al día siguiente: “Petro dijo que pum pum, pum, que iba a bombardear el sistema y a quebrar a todas las EPS”. Y pese a que les explicaron más de mil veces lo mismo, se dedicaron a preguntar mil veces lo mismo. Una y otra vez les aclararon qué proponía el nuevo modelo, cómo se iba a financiar, que no lo iban a estatizar, que los recursos no los iban a manejar gobernadores y alcaldes sino que los iban a girar directamente a clínicas y hospitales… Ante ellos, desvelaron la inconveniencia de la integración vertical y demás falencias del actual sistema, les recordaron que iban más de 130 EPS quebradas y liquidadas, todas durante los anteriores gobiernos, que el resto estaban endeudadas, etc. etc.

Sin embargo y a los 5 segundos: ¿es cierto que van a estatizar la salud, que la plata la van a manejar gobernadores y alcaldes, que usted quiere acabar con el actual sistema porque está ideologizada y porque odia el sector privado y la libre empresa? Y, la pregunta más absurda que se puede plantear ante un panorama tan desolador: “ ¿por qué entonces acabar con un sistema que funciona?”
¿Funciona? En serio, o los periodistas de los grandes medios de este país son sordos, un “tanto” cortos de entendimiento o actúan con una mala fe tremenda. Un argumento a favor de su intelecto y que me permite decantarme por la segunda opción es que sólo les pasa con Petro. Ante los llamados de Duque a vacunarse so pena de aumentar el número de muertos, jamás vi a un gran medio titular: o nos vacunamos o Duque nos mata, a todos. Carlos F. Galán se bebió el agua de las represas.

Nadie dice que estén obligados a creerles. Controviertan las cifras, rebatan las acusaciones o las, que consideren, imprecisiones, pero no. Renunciaron al debate serio, los contradijeron, no respecto a lo consignado en el proyecto, los pusieron a responder, no por declaraciones propias, sino por las calumnias, chismes y rumores promovidos por sus opositores, a los que, sin vergüenza con la imparcialidad periodística, se sumaron. Se dedicaron al descrédito infundado y al ataque personal.

Jamás escuché a un periodista de un gran medio preguntar reforma en mano. “Señora ministra, en el artículo tal, parágrafo tal … dice que… ¿a qué se refiere con eso?” Eso sí, la cizaña no la expresaban en primera persona sino que la ponían en boca de terceros, e iba precedida por las muletillas cobardes: “¿ es cierto?”, “como dicen por ahí”, y “¿qué decirles a los que?” ¿Qué decirles a los que dicen que vamos a volver al seguro social? ¿Qué decirles a los que dicen que la plata la van a manejar gobernadores y alcaldes? ¿Es cierto, como dicen por ahí, que una vez se apruebe la reforma van a desconectar a los pacientes y a cerrar las clínicas?

Su desespero por proteger el negocio de las EPS -lo único que realmente les importó- ha sido tal que se la han pasado haciéndoles propaganda, y los llevó no sólo a repetir como loros: ningún sistema es perfecto, y no por eso hay que acabarlo, tenemos que construir sobre lo construido – ¿por qué no construyeron sobre lo construido en el seguro social? -, sino a ser indolentes y a despreciar la vida de los pacientes. Bien lo dijo Paloma Valencia “por dios, ¿qué son 100 mil tutelas – súplicas de vida, reclamos por operaciones vitales-, frente a 2 millones de atenciones – turnos expedidos- diarias?”

Deberían enviarla ya a Palestina en representación del gobierno Israelí. “Por dios, ¿qué son 30 mil civiles masacrados frente a los casi 5 millones que aún continúan vivos, el sistema militar no es infalible, ningún sistema lo es, los radares fallan”. “Destruyamos sobre lo destruido”. O contratarla para aplacar los ánimos durante una protesta en contra de la violencia contra la mujer, “por dios, ¿ qué son 600 feminicidios anuales frente a las 26 millones de mujeres a las que sus parejas aún no han matado, que siguen vivitas y coleando?

Se cansaron de esgrimir incoherencias, un sencillo ejemplo: ¿o estaban quebradas, o Petro las intervino de puro rabón, como retaliación por no haber sido aprobada la reforma, y pese a estar divinamente?, pero las dos cosas al tiempo no se puede. Ahora, ¿qué pensaba hacer si, una vez quebradas, le aprobaban la reforma? ¿Des quebrarlas? De raro nada, según sus contradictores para ese man no hay nada imposible. Lo odian pero el poder que le atribuyen es inmenso. Si, según ellos, fue capaz de quebrar en cuestión de días o de horas 2 empresas que manejaban recursos billonarios y de incluir en sus balances contables, y de forma retroactiva, deudas, déficit de reservas técnicas, desvío de recursos, y malos manejos… ese vergajo es capaz de lo que sea.

Pero, por sobre todo, me quedé con las ganas de escuchar a Vicky Dávila encarar a la ex ministra, pero no desde el chisme, el descalificativo, la pregunta malintencionada, el titular escandaloso y el irrespeto, llamándola Tarzana, Lagarta, Peluda, Archibalda, como acostumbra; sino debatiendo con altura intelectual, contrargumentando, desbaratando desde la lógica, la estadística, y la ciencia cada una de sus tesis. “vea, señora ministra, yo sí creo que la salud debe ser un negocio por esto y por aquello”.

Pero reconozco que era mucho pedir. Su único reclamo y el de muchos otros periodistas fue: sigamos bajo el mismo modelo y dejen funcionar a las EPS que “funcionan”, con este último término se referían a las que aún no han quebrado. ¡Por dios!, como diría la senadora Valencia ¿qué razonamiento tan ilógico? Es como si ante un juego en el que, por brusco y violento, de 150 niños que empezaron jugándolo solamente quedan 20, los otros 130 salieron porque terminaron descalabrados -, el reclamo no sea: ¡paren!, ¡detengan ya ese maldito juego!, sino: permitan a los 20 niños que aún no se han descalabrado seguir jugando.

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Reforma a la salud

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12.04.2024

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Se hundió la reforma a la salud y me quedé con las ganas de escuchar por parte de los grandes medios de comunicación, del tecnócrata Alejandro Gaviria y de los demás defensores del actual sistema de salud, un argumento sesudo, sustentado y distinto a: esta reforma es inviable, nefasta, polémica, controvertida. De lo que sí me hastié fue de escuchar sus contradicciones e incoherencias.

La primera de ellas: tachar de adoctrinados e ideologizados a quienes defienden la salud como un derecho. Según ellos, quien critica lo privado odia lo privado, pero quien crítica lo público y califica a la corrupción e ineficiencia como exclusivo de este sector no odia lo público. Llaman dogmáticos a los radicalizados en un sentido, y técnicos a los radicalizados y adoctrinados en el otro.

“La reforma no es necesaria porque el sistema funciona bien, tan bien que está catalogado como el quinto mejor del mundo”. No obstante, cuando les demostraron con cifras que el sistema estaba en una crisis sistémica y estructural, primero lo negaron, luego lo admitieron pero culparon al gobierno por no girar el dinero suficiente. Si estaba desfinanciado ¿cómo iba a ser el quinto mejor del mundo?

Siguiente: Argumentar que el sistema es la panacea porque la atención que le brindó al ex presidente Santos o a Alejandro Gaviria fue de lujo. Si vamos a calificar el servicio de salud por cómo atienden a los presidentes, ministros y demás figuras políticas, califiquemos entonces los salarios de los colombianos por lo que ganan los directivos de las 5 empresas más grandes del país, y concluyamos que son una maravilla.

Pero, por sobre todo, lamentable el papel que jugó la gran prensa. Y es que si bien al activista de izquierda le llaman activista, al activista de derecha y a favor del gran capital le llaman periodista.

No entiendo por qué, y aun cuando dicen estar del lado de la gente, se dedicaron a sabotearla y a calificarla de polémica y nefasta si, por lo menos desde la teoría, propendía por la salud como un derecho para la........

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