Petro es imprevisible. Cuando tenía ante sí la perspectiva de un 2024 de realizaciones y avances en sus reformas, especialmente las que tienen un trámite garantizado (como la de pensiones o a la educación superior), decide hacer un corte de tajo para cambiar la agenda política y social del Gobierno. De la movilización de las reformas para el cambio está pasando a la movilización para ganar las presidenciales de 2026.

(También le puede interesar: La casa Colombia)

Es lo que se deduce cuando invita a la izquierda a formar un partido de unidad para “ganar las elecciones de 2026”, y luego cuando afirma que “toca elegir otro gobierno progresista” para profundizar el cambio. Petro parece haber entendido que el tiempo y la fuerza política necesarios para sacar adelante las reformas se están agotando. Y que tampoco tiene la capacidad institucional para cumplir con los compromisos de campaña o para sacar los ciudadanos a la calle, de manera que hoy no cuenta con una fuerza electoral que le asegure al progresismo una victoria en las presidenciales de 2026.

Esa parece ser la primera razón por la que opta por un cambio de tajo en la agenda política y social del Gobierno: perder los primeros diez y ocho meses posesionado, sin haber podido arrancar el Gobierno.

La segunda razón está en que las elecciones del 29 de octubre pasado han dejado sin aire político al Gobierno Nacional. No solo porque, ante los resultados, se produjo la estampida de los congresistas hacia sus departamentos y municipios, buscando espacio en los nuevos equipos de gobierno, sin importar que los ministros quedaran con las reformas (y la mermelada) en la mano. También porque la alta votación de los ganadores en los principales centros electorales del país hizo ver que los alcaldes y gobernadores son quienes tienen y ejercen el poder político real. Los que aspiren a ser elegidos (o reelegidos) a la Cámara o al Senado saben que sin el apoyo de los gobiernos territoriales, nada será posible. Por más mermelada disponible.

La convocatoria de un presidente en ejercicio a crear un partido político para ganar las elecciones y permanecer en el poder no es exclusiva de Petro.

Y, en tercer lugar, el haber constatado la pérdida de capacidad para movilizar a la gente en los territorios les ha hecho entender a Petro y su equipo que, sin una organización política estructurada que (bajo la forma de un partido político) integre todas las vertientes de esa multiplicidad de partidos y movimientos que hacen parte del pacto histórico o que puedan hacer parte de un frente amplio, el progresismo no podrá permanecer en el poder.

Además, la convocatoria de un presidente en ejercicio a crear un partido político para ganar las elecciones y permanecer en el poder no es exclusiva de Petro. Ya en el pasado, la idea (y la necesidad) de crear un partido político que recoja y ordene las fuerzas políticas unidas ocasionalmente por un caudillo en el poder, que le dé una organización que la convierta en una fuerza electoral con capacidad para mantenerse en el poder (para que el caudillo se mantenga), ya había sido utilizada en los gobiernos de Núñez (con la creación del Partido Nacional en 1886) y de Álvaro Uribe (con el partido de ‘la U’ en 2005).

El problema está en que la izquierda colombiana, a diferencia de las organizaciones de la derecha, no tiene la gente con la capacidad operativa y el peso político para convertir esa idea en realidad. Aunque Petro pueda estar considerando a Laura Sarabia para asumir esa tarea, resulta imposible propiciar la unidad en un solo partido.

El problema no solo es de implementación. También es de tiempo. Aunque Petro haya escrito “tenemos 3 años” de gobierno, en realidad ese tiempo es menor. En condiciones normales, los gobiernos pierden el último año de gobierno en el proceso electoral. Para el caso de Petro, en agosto del 2025 debería comenzar a caer el sol en sus espaldas, porque comienza el proceso electoral para reemplazarlo. Eso le daría solo un margen de un año y medio para gobernar. Pero como ha decidido anticipar el proceso, el margen será más estrecho. Si “200 años de olvido no se solucionan en 4 años”, mucho menos será con seis meses de gobierno (y eso si logra arrancar), como es impredecible...

PEDRO MEDELLÍN
* Profesor titular de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional

(Lea todas las columnas de Pedro Medellín en EL TIEMPO, aquí)

QOSHE - En modo campaña electoral - Pedro Medellín
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

En modo campaña electoral

6 0
25.01.2024

Petro es imprevisible. Cuando tenía ante sí la perspectiva de un 2024 de realizaciones y avances en sus reformas, especialmente las que tienen un trámite garantizado (como la de pensiones o a la educación superior), decide hacer un corte de tajo para cambiar la agenda política y social del Gobierno. De la movilización de las reformas para el cambio está pasando a la movilización para ganar las presidenciales de 2026.

(También le puede interesar: La casa Colombia)

Es lo que se deduce cuando invita a la izquierda a formar un partido de unidad para “ganar las elecciones de 2026”, y luego cuando afirma que “toca elegir otro gobierno progresista” para profundizar el cambio. Petro parece haber entendido que el tiempo y la fuerza política necesarios para sacar adelante las reformas se están agotando. Y que tampoco tiene la capacidad institucional para cumplir con los compromisos de campaña o para sacar los ciudadanos a la calle, de manera que hoy no cuenta con una fuerza electoral que le asegure al progresismo una victoria en las presidenciales de 2026.

Esa parece ser la primera........

© El Tiempo


Get it on Google Play