A don García Márquez le monté un libro buenísimo y sobre él les tengo tres frivolidades. Una, sufrió el Bogotá frío del 1948. Estudiaba interno en Zipaquirá y cuando venía a la capital lo aterraban los tranvías, ellas vestían de negro; ellos, igual. Todos tristes, Bogotá también.

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El domingo conecté con Los Danieles. Allí Daniel Samper Pizano le sacó una primicia a Gonzalo García Barcha: que la casa de ‘los Gabos’ en Cartagena, en la calle del Curato, se la regalaron a la Fundación Nuevo Periodismo, que dirige Jaime Abello Banfi, el mimado de la dupleta García Máquez-Barcha. Esa casa grande, con zona verde, discretísima, vale muchísimos millones. Buenas buenas: sus hijos Gonzalo y Rodrigo generosamente se la regalaron a Colombia y a los lectores de don Gabo. Ojalá muchos ricos lo imiten haciendo donaciones: ¿toda la fortuna a los yernos? Demasiado.

En diciembre de 1968, hace 56 años, Daniel Samper Pizano marcaba 23 años y era estrella. A Barcelona lo envió EL TIEMPO a entrevistar a García Márquez. Envidia nacional: almorzaron dos veces en la tasca La Puñalada, en la rambla Capuchinos, visitaron librerías, cafés bulliciosos. Al periodista le contó don Gabo que días atrás, un editor le escribió ofreciéndole una mansión en Palma de Mallorca para que en 100 días le entregara una novela terminada y se la pagaría de contado. Don Gabo lo respondió: “Buen viaje, váyase a la mierda”.

Frases del escritor: “Mis influencias han sido Faulkner, Hemingway y los vallenatos”. Otra: “Me gusta Mozart en la mañana; por la tarde, Béla Bartók. De noche, Miguelito Valdés y Daniel Santos”. Don Gabo fue muy amigo de Pablo Milanés y del poeta Neruda. Llegó a tener cinco mil discos en su casa mexicana. Y admirable su disciplina, escribió 23 novelas y corregía lo escrito sin darle pereza.

Sus íntimos en Colombia fueron Mauricio y Darío Vargas, Margarita Vidal, Daniel Samper Pizano, Patricia Lara, Roberto Pombo, María Elvira Samper, Álvaro Castaño, Gloria Valencia, Belisario Betancur, Guillermo Angulo, Hernán Vieco, Chila Pérez-Díaz-Tuñón y Enrique Santos, su socio en Alternativa.

Del realismo mágico de don Gabo voy al país real, a la peluquería señorera, donde tienen rico menú: el libro de Felipe Zuleta: Las primeras damas... el verdadero poder porque duermen con el presidente. Y si dudan de su poder, pregúntenle a Verónica Alcocer de Petro, que sí tiene muchísimo.