Volar por encima de las nubes en avión o en helicóptero es el distintivo del actual gobierno. Para Nueva York, a celebrar un aniversario de la paz entre el Gobierno y las Farc, alistan viaje 15 parlamentarios de la Comisión Segunda, Relaciones Exteriores en misión oficial. Tiquetes en primera clase y viáticos en dólares verdes. ¡Oh, Manhattan! ¡Oh, Central Park!

(También le puede interesar: El gobierno de Petro, sufre jaquecas)

Leí un decreto del canciller Álvaro Leyva nombrando 126 personas en cargos diplomáticos en el exterior. Todos felices, “ya era hora de cambiar de apellidos”. El campeón de los viajeros es el presidente Petro, hoy en San Francisco, California, con Joe Biden y 17 presidentes vecinos al océano Pacífico. Petro ama volar y “volar es un placer”, cantaba Shakira cuando se le voló a Piqué.

En los últimos 17 días Petro viajó a la China y dos veces a Estados Unidos. Él disfruta su París sin opinar de las EPS, de secuestrados, del asustador catastro, de los alimentos a precio de Madrid, como, iracunda, lo protestó Maricarmen en la peluquería.

Aleluya, Petro descansa viajando, no lo acosan preguntándole por la advertencia del subversivo ‘Antonio García’, jefe del Eln, reclamando su derecho a secuestrar para subsistir. ¿Habrá colecta pública para ellos? De pronto. ¿Cuántos millones diarios pedirá el llamado ‘Ejército de Liberación’ para sostenimiento, sueldos, viajes y cuarteles con muebles cobijas, camas, almohadones y cocinas para su gente? ¿Eso quién lo paga?

Petro viajando por USA, y aquí lo esperan 37 problemones. Allá no le han preguntado los periodistas por el apagón eléctrico que nos puede llegar pronto ni por el general Ospina, que sospechó que un profesor de inglés de su esposa era un espía modelo 007, copiando a Sean Connery.

Entiendan, mis queridos paga-impuestos, Petro viaja buscando un premio Nobel para Colombia y su Verónica amada y sus hijas. Derrocha simpatía con los diplomáticos de Centroamérica, Asia y África. Entiendan que él se aburre mucho en Bogotá, le agobia el Palacio presidencial, que llamó aburrido, oscuro, muy tieso, bogotanísimo y con muebles incómodos.

Sorpresa: a pesar de ese aburrido palacio, los pupilos políticos de los expresidentes Álvaro Uribe, Santos, Samper y Gaviria están simpatiquísimos y ansiosos de vivir allí. Podrían ser Enrique Peñalosa, Jota Jota, Vargas Lleras, Verónica Alcocer, Miguel Uribe o María Fernanda Cabal. Amplio y variopinto el menú.

PONCHO RENTERÍA

(Lea todas las columnas de Poncho Rentería en EL TIEMPO, aquí)