Los turistas e inversionistas que visitan el país suelen preguntarse por dos hechos difíciles de comprender: uno, ¿por qué siendo tan amables con los extranjeros, y aparentemente entre compatriotas, tiene Colombia tan altos índices de homicidios?; y, dos, ¿por qué los colombianos madrugan y pasan muchas horas en la oficina, pero ello no se ve reflejado ni en el dinamismo de su economía ni en una productividad laboral equiparable con la media internacional?

Para responder a la primera inquietud, se dice que “los violentólogos” de los años 1960-1970 fundaron una nueva rama de las ciencias sociales a nivel internacional. Y el caso del cura Camilo Torres, inmolándose por el Eln en Santander, compite como uno de los más enigmáticos, superando el del Che Guevara, debido a su componente de “teología de la liberación”. Si bien hemos logrado reducir la tasa de homicidios de 35 (× 100.000 habitantes) a 25 entre el 2012 y el 2023, esta cifra supera con creces la tasa del 2 × 100.000 observada en España (luego no es un problema de herencia de ADN).

La segunda inquietud sobre la paradoja del arduo trabajo y la baja productividad en Colombia tiene muchas aristas. Por ejemplo, la Ocde (2023) reporta que Colombia disputa con México la mayor cantidad de horas trabajadas al año, equivalentes a casi 9 horas/día hábil. Y, sin embargo, aparecemos con el peor desempeño en la relación producto añadido a horas trabajadas. Por contraste, Alemania se destaca con casi tres veces el valor añadido por hora trabajada y con jornadas de solo 6 horas (... pero trabajando, no tomando tinto y con la chaqueta colgada en la oficina). Aunque Chile nos duplica en el valor añadido por hora, también está lejos de la media de los países Ocde, la cual está tres veces arriba de la productividad de Colombia.

Las explicaciones sobre la baja productividad en el país tienen que ver con las deficiencias en el frente educativo, la falta de medios tecnológicos eficaces para agilizar resultados y obtener la calidad requerida. Recordemos que en las pruebas internacionales Pisa (2023), a Colombia le volvió a ir bastante mal respecto de la media de países Ocde. En matemáticas Colombia se ubicó -20 % respecto de la media de la Ocde; en comprensión de lectura, -15 %, y en ciencias, -16 %. Estas brechas equivalen a un rezago de casi 3 años de escolaridad respecto de la media de la Ocde.

Así que, en general, estamos en niveles de aprendizaje que nos ubican en el tercio inferior global, pero solemos consolarnos diciendo que es un mal regional (donde nos encontramos en similares circunstancias que México, Brasil y Argentina). Y, además, sabemos que en pospandemia el grado de aprendizaje ha descendido, lo cual se ratifica al constatar que los puntajes promedio globales han caído cerca del 5 % respecto de los obtenidos dos décadas atrás.

Sin embargo, debemos tomar conciencia de que el problema de calidad educativa no radica en andarnos comparando con los punteros asiáticos o nórdicos, sino en que la cuota mínima de aprendizaje no logra ser superada por la mayoría de nuestros estudiantes. En efecto, un 56 % de los jóvenes colombianos se ubicaron en la franja baja de desempeño en matemáticas; un 48 % en las de ciencias y un 44 % en comprensión de lectura, lo cual implica que casi la mitad ‘se rajó’ en las pruebas Pisa (2023). El referente es que en los países Ocde solo un tercio se ubica en la franja baja de aprendizaje.

En síntesis, los educadores deben evaluar si la idea de continuar bajando la vara del aprendizaje, simplemente para graduarlos, es la adecuada de cara a un país que tiene serios rezagos en su productividad laboral. ¿Acaso no es el momento de retomar el compromiso tradicional con el esfuerzo para lograr mejor asimilación educativa? Me dicen empresarios internacionales que han dejado de buscar en Colombia a jóvenes que simplemente muestran disposición para pasar muchas horas en oficina, pues su rezago educativo ha empezado a menguar seriamente su productividad

SERGIO CLAVIJO

(Lea todas las columnas de Sergio Clavijo en EL TIEMPO aquí)

QOSHE - Productividad y educación - Sergio Clavijo
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Productividad y educación

8 0
31.03.2024
Los turistas e inversionistas que visitan el país suelen preguntarse por dos hechos difíciles de comprender: uno, ¿por qué siendo tan amables con los extranjeros, y aparentemente entre compatriotas, tiene Colombia tan altos índices de homicidios?; y, dos, ¿por qué los colombianos madrugan y pasan muchas horas en la oficina, pero ello no se ve reflejado ni en el dinamismo de su economía ni en una productividad laboral equiparable con la media internacional?

Para responder a la primera inquietud, se dice que “los violentólogos” de los años 1960-1970 fundaron una nueva rama de las ciencias sociales a nivel internacional. Y el caso del cura Camilo Torres, inmolándose por el Eln en Santander, compite como uno de los más enigmáticos, superando el del Che Guevara, debido a su componente de “teología de la liberación”. Si bien hemos logrado reducir la tasa de homicidios de 35 (× 100.000 habitantes) a 25 entre el 2012 y el 2023, esta cifra supera con creces la tasa del 2 × 100.000 observada en........

© El Tiempo


Get it on Google Play