Es un insólito proyecto perseverar en el poder y corromper la libertad. Por ello, tracemos en nosotros el compromiso de poner en valor la propia existencia, con comportamientos y estilos de vida sustentados en lo ético, que es lo que realmente nos transforma y renueva mar adentro.

(También le puede interesar: Es tiempo de optar por el prójimo, sin fronteras)

Cuidado con el oleaje que tomemos, hagámoslo con consideración y seamos respetuosos con las acciones tomadas. No pongamos barreras, nadie es más que nadie ni tampoco debe ser menos.

Necesitamos fraternizar nuestros propios pulsos vivientes. En el sueño de la poesía, está el camino de la rectitud. No lo olvidemos jamás.

Puntualmente, ahora cuando tanto hablamos de respeto pleno y promoción de todos los derechos humanos y libertades, es crucial unirse en solidarios latidos. Expertos en derechos humanos acaban de considerar escandalosa la ejecución de Kenneth Eugene Smith en Alabama. Son estas cuestiones poco éticas y torturadoras las que nos vuelven sanguinarios.

No podemos seguir ofreciendo este mapa de atrocidades entre las personas. Desde luego, tan importante como mantenerse en acción es hacerlo con humanidad. Fruto de esa innata sensibilidad, que se acrecienta con la escucha y además con el arrepentimiento en la toma de horizontes confusos, ha de germinar el compromiso con uno mismo de aprender a reprenderse.

El deseo de vivir debe ser más moral que interesado. De lo contrario, nos dominarán el egoísmo, la ideología y lo mundano. Como humanidad no podemos deshumanizarnos.
Sin duda, lo trascendente radica en conocerse a uno mismo y en reconocerse junto los demás. Bajo el paraguas de este sano propósito es como nace el afán por ayudar, el estímulo compasivo cooperante y tener voluntad para no ser indiferentes ante el sufrimiento ajeno.

Precisamente, los gobiernos de todas las épocas tuvieron su arranque en el buen deseo de asociarse, de sumar ideas y fines colectivos. Ahora, cuando ya tenemos una visión globalizada de que todo nos afecta a todos, observamos que el camino hacia el futuro pasa por ese nuevo abecedario del convivir comprensivo. Para desgracia nuestra, el planeta está siendo azotado por multitud de conflictos e intolerancias, acrecentando el número de refugiados y desplazados, que se mueven en un orbe hostil y poco hospitalario. Recogerse y acogerse es, sin duda, la mejor terapia para poder renacer.

VÍCTOR CORCOBA HERRERO

(Lea todas las columnas de Víctor Corcoba Herrero en EL TIEMPO, aquí)

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El buen propósito

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06.02.2024

Es un insólito proyecto perseverar en el poder y corromper la libertad. Por ello, tracemos en nosotros el compromiso de poner en valor la propia existencia, con comportamientos y estilos de vida sustentados en lo ético, que es lo que realmente nos transforma y renueva mar adentro.

(También le puede interesar: Es tiempo de optar por el prójimo, sin fronteras)

Cuidado con el oleaje que tomemos, hagámoslo con consideración y seamos respetuosos con las acciones tomadas. No pongamos barreras, nadie es más que nadie ni tampoco debe ser menos.

Necesitamos fraternizar nuestros propios pulsos vivientes. En el sueño........

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