La semana pasada, Venezuela –o el dictador de Venezuela, para ser más precisos– decidió sacar del aire en ese país las emisiones de la Deutsche Welle. La polémica decisión, drástica pero que no debería sorprender a nadie, fue tomada como retaliación contra el canal alemán, que había emitido un video en el que se mencionaba la corrupción que salpica a varios militares y políticos de alto vuelo del régimen bolivariano.

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La nota de la DW no revelaba nada nuevo, y fue divulgada pocas semanas después de que Transparencia Internacional diera a conocer la versión más reciente del ‘Índice de percepción de corrupción’, encabezado por Yemen, y donde Venezuela ocupa el nada honroso segundo lugar entre 180 países del mundo y el primer puesto del continente.

Sin duda, la medida tomada por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) busca, como en tantos otros casos, endosarle al mensajero la culpa del problema, en vez de atacar la raíz del mismo. Y, como si fuera poco, al tratar de justificar la sanción, el mandatario venezolano calificó de “nazi” a la mencionada cadena, sin medir el alcance ni el significado de semejante afirmación.

No obstante, no es la primera vez que el régimen sanciona a un medio que osa apartarse de las versiones oficiales del chavismo. Según denuncia la organización independiente Reporteros Sin Fronteras (RSF), “la DW se suma a la lista de decenas de medios nacionales e internacionales censurados por el Gobierno venezolano en los últimos diez años”, tiempo en el cual “más de diez cadenas o programas de medios extranjeros han sido censurados por el gobierno actual”, en acciones que han afectado a cadenas y canales de México, Colombia, Argentina y Estados Unidos; en particular cuando informan sobre la forma como las autoridades venezolanas reprimen las protestas contra el Gobierno.

Para el director de la oficina de RSF en América Latina, Artur Romeu, “esta decisión va en un sentido diametralmente opuesto a lo que se espera del Gobierno en el período preelectoral, que debería estar marcado por una ampliación del espacio democrático y del pluralismo. RSF pide al Gobierno que restaure la señal de las cadenas censuradas, y recuerda que sin libertad de prensa no hay elecciones democráticas”.

De esta manera, las autoridades de Venezuela parecen seguir el mismo modus operandi de otros regímenes que ejercen la censura sin ninguna clase de consideraciones. De hecho, autócratas tan disímiles como Vladimir Putin, en Rusia, o Recep Tayip Erdogan, en Turquía, han tomado medidas similares contra medios internacionales, sobre todo en períodos de campaña electoral, cuando suele agudizarse la turbulencia social, y estos canales se convierten en las únicas alternativas de información proveniente de fuentes no gubernamentales. Y algo similar ocurre en China o en los países más fundamentalistas del mundo árabe, en los que la libertad de expresión es letra muerta.

Claro que nuestro vecindario no se queda atrás, pues ya se sabe que, aparte de Venezuela, en países como Nicaragua o Cuba es imposible ejercer el periodismo por fuera del férreo control estatal.

Y aunque en Colombia, por fortuna, aún no se llega a semejantes excesos, no deja de ser preocupante el hecho de que Gustavo Petro se vuelva a referir en términos desobligantes a la prensa en general, y que fustigue a Caracol y a RCN en particular, al acusarlas de “embrutecer” a la sociedad. Tales señalamientos no solo estigmatizan a estas emisoras, sino que, en un ambiente tan caldeado como el que vivimos, ponen en peligro la integridad de sus periodistas.

Flaco favor el que le hace así a la democracia el jefe del Estado, quien además olvida que, según la Constitución, “el presidente de la República simboliza la unidad nacional”.

puntoyaparte@vladdo.com

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De la censura y otros demonios

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13.03.2024
La semana pasada, Venezuela –o el dictador de Venezuela, para ser más precisos– decidió sacar del aire en ese país las emisiones de la Deutsche Welle. La polémica decisión, drástica pero que no debería sorprender a nadie, fue tomada como retaliación contra el canal alemán, que había emitido un video en el que se mencionaba la corrupción que salpica a varios militares y políticos de alto vuelo del régimen bolivariano.

(También le puede interesar: En marzo nos vimos)

La nota de la DW no revelaba nada nuevo, y fue divulgada pocas semanas después de que Transparencia Internacional diera a conocer la versión más reciente del ‘Índice de percepción de corrupción’, encabezado por Yemen, y donde Venezuela ocupa el nada honroso segundo lugar entre 180 países del mundo y el primer puesto del continente.

Sin duda, la medida tomada por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) busca, como en tantos otros casos,........

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