Pese a que algunos ingenuos creían que la invasión a Ucrania podría minar las posibilidades de Vladimir Putin de permanecer en el Kremlin, lo cierto es que surtió el efecto contrario y el presidente ruso ganó sobrado las elecciones realizadas este fin de semana. De hecho, no sería absurdo suponer que la mal llamada “operación militar especial” lanzada por Putin en febrero del 2022 fue fríamente planeada con el propósito de acerar el patriotismo de los rusos, a los que hace seis años, al posesionarse por cuarta vez como presidente, Putin les prometió “aumentar la fuerza, la prosperidad y la gloria de Rusia”. Al fin y al cabo, para nadie es un secreto que las guerras suelen ser un recurso muy efectivo para aglutinar a los ciudadanos, y Putin lo sabe muy bien. Y por más que en su país haya quienes se oponen a la guerra, al final de cuentas las banderas y las consignas patrioteras se terminan imponiendo; sobre todo en una sociedad apabullada por la represión estatal.

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Aunque en esta oportunidad Putin ganó de sobra, lo cierto es que –al igual que en anteriores ocasiones– esta campaña también resultó empañada por trampas y “jugaditas” mal disimuladas, con las cuales varios críticos y adversarios del sempiterno presidente fueron neutralizados, descalificados o eliminados físicamente, como el activista Alexéi Navalni, quien el mes pasado falleció repentinamente en una fría prisión.

Navalni se sumó así a una larga lista de opositores que han perecido de manera inexplicable en años recientes, además de varios dirigentes y defensores de derechos humanos que han sido encarcelados, que han sufrido atentados o que han tenido que exiliarse para salvar su pellejo, mientras Putin sigue muy campante haciendo de las suyas en Ucrania, ante la actitud resignada de Occidente, que se conforma con imponer unas sanciones económicas con las que el pentapresidente se totea de la risa.

No obstante, y a pesar de la distancia, Colombia no es ajena al factor Putin, y, como es de suponer, aquí el mandatario ruso tiene seguidores y detractores, que lo aplauden o lo critican, pero por las razones equivocadas, pues unos y otros, en medio de su despiste, lo consideran de izquierda.

En las filas de la derecha más radical, hay quienes creen que Putin es un “revolucionario”, cuyo único propósito es expandir el comunismo por todo el universo. Son los mismos que deben pensar que la Unión Soviética todavía existe, pero ignoran que su gobierno, que cuenta con la bendición de la iglesia Ortodoxa Rusa, sostiene la economía gracias a los grandes bancos, casinos, negocios de minería, combustible y construcción, entre otros. Es decir, a punta de capitalismo puro y duro.

Y en los predios de la izquierda, por el simple hecho de que Putin es enemigo de la OTAN y contradictor de Occidente, suponen que él es un adalid del progresismo; sin tener en cuenta que ese funesto personaje preside un régimen repleto de grandes monopolios, en un Estado donde se reprime y criminaliza la protesta callejera, en el que los defensores del medio ambiente son perseguidos y los derechos de la comunidad LGBT son pisoteados.

Y, lo peor de todo, es que no asoman vientos de cambio. Es decir, habrá Putin para rato.

* * *

Colofón. A pesar de que algunos hablan despectivamente de En agosto nos vemos, a mí me parece que la última novela de Gabriel García Márquez es una obra íntegra, significativa y conmovedora, y no un “librito”, como algunos se atreven a denominarla. ¿Que pudo ser diferente? Sin duda; como ocurre con cualquier escrito... Sin embargo, aunque la historia de Ana Magdalena Bach no tenga la extensión ni la filigrana de otros de trabajos de Gabo, es un relato que no le resta mérito a la genialidad de nuestro Nobel.

puntoyaparte@vladdo.com

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El compañero Putin

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20.03.2024
Pese a que algunos ingenuos creían que la invasión a Ucrania podría minar las posibilidades de Vladimir Putin de permanecer en el Kremlin, lo cierto es que surtió el efecto contrario y el presidente ruso ganó sobrado las elecciones realizadas este fin de semana. De hecho, no sería absurdo suponer que la mal llamada “operación militar especial” lanzada por Putin en febrero del 2022 fue fríamente planeada con el propósito de acerar el patriotismo de los rusos, a los que hace seis años, al posesionarse por cuarta vez como presidente, Putin les prometió “aumentar la fuerza, la prosperidad y la gloria de Rusia”. Al fin y al cabo, para nadie es un secreto que las guerras suelen ser un recurso muy efectivo para aglutinar a los ciudadanos, y Putin lo sabe muy bien. Y por más que en su país haya quienes se oponen a la guerra, al final de cuentas las banderas y las consignas patrioteras se terminan imponiendo; sobre todo en una sociedad apabullada por la........

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