En la Franja de Gaza, los clamores de cese el fuego provenientes de casi todo el planeta han resultado inútiles, pues la contraofensiva del gobierno de Benjamin Netanyahu dejó de ser una legítima maniobra de defensa del territorio israelí para convertirse en una operación de venganza –con crímenes de guerra incluidos–, cuyo único objetivo parece ser borrar del mapa aquella minúscula región, sin importar lo que pase con sus ocupantes, la mayoría de los cuales no tiene nada que ver con los terroristas de Hamás.

(También le puede interesar: ‘A recoger los pedazos’)

No voy a entrar aquí a detallar las condiciones en las que viven hacinados los dos millones de habitantes de Gaza, en esta área de apenas 360 kilómetros cuadrados, que la convierte en una de las zonas más densamente pobladas del mundo. Tampoco voy a ahondar en el hecho de que estas personas no pueden moverse libremente a través de la frontera, pues se encuentran encerradas en una zona rodeada de vallas, alambradas y cercas metálicas, además de un muro que en algunos tramos tiene hasta siete metros de altura (casi tres metros más que el muro de Berlín, que medía 4,20 metros).

Como si fuera poco, Gaza está cercada por barreras de concreto, barricadas, profundos muros subterráneos de hormigón, sensores, cámaras, radares, torres de observación, armas de control remoto y guardias armados que la convierten en un sector prácticamente inexpugnable.

Sin embargo, todas estas medidas de protección resultaron insuficientes para evitar los ataques terroristas perpetrados por Hamás el pasado 7 de octubre, en los que fueron asesinadas más de 1.400 personas, en unas acciones inexplicables, y por las cuales, más pronto que tarde, Netanyahu tendrá que responder políticamente; pues nadie entiende por qué, por una parte, las agencias de inteligencia –que cuentan con una envidiable reputación por su capacidad y efectividad– fallaron de manera estrepitosa al no detectar a tiempo los siniestros planes de Hamás; y, por la otra, por qué los integrantes de uno de los ejércitos mejor entrenados y equipados de la actualidad no fueron capaces de repeler a los atacantes y evitar la peor masacre de la historia en suelo israelí.

Netanyahu se encuentra en una situación muy similar a la que vivió hace 50 años la primera ministra Golda Meir, quien tuvo que renunciar.

Es más: el fiasco fue de tal magnitud que en un reciente pódcast en The New York Times, Thomas Friedman dijo que en Israel “todo el mundo: el jefe del Shin Bet, el jefe de la inteligencia militar y el comandante en jefe del ejército, han salido a decir que fracasaron y asumían la responsabilidad. Solo hay una persona que no lo ha hecho, y es el primer ministro”.

Netanyahu se encuentra en una situación muy similar a la que vivió hace 50 años la primera ministra Golda Meir cuando, en octubre de 1973, su país fue objeto de dos ataques simultáneos llevados a cabo por Siria y Egipto, y que desataron la guerra de Yom Kipur, que al final fue ganada por Israel, pero con un alto número de bajas en sus filas, lo que a la postre la obligó a renunciar.

Con un elemento extra en contra de Netanyahu, pues tal y como lo planteó Friedman en el pódcast mencionado, pudo haber cometido un error de cálculo al ayudar a robustecer a Hamás. “El primer ministro Netanyahu realmente tenía una política muy intencionada de fortalecer a Hamás y debilitar a la Autoridad Palestina. (...) Lo hizo para que permanecieran aislados, para que nunca hubiera una decisión palestina unificada, y para poder ir a decirles a los estadounidenses: ‘¿Qué quieren que haga? Tengo al loco Hamás a mi izquierda y a la incompetente Autoridad Palestina a mi derecha’. Pero ese era el cinismo de Netanyahu”, recalca este analista, que conoce la situación del Medio Oriente como la palma de su mano.

Lo más lamentable es que, aunque Netanyahu lograra su propósito de eliminar por completo a Hamás, el conflicto con los palestinos seguiría sin solución.

VLADDO
puntoyaparte@vladdo.com

(Lea todas las columnas de Vladdo en EL TIEMPO, aquí)

QOSHE - Error de cálculo - Vladdo
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Error de cálculo

3 0
08.11.2023

En la Franja de Gaza, los clamores de cese el fuego provenientes de casi todo el planeta han resultado inútiles, pues la contraofensiva del gobierno de Benjamin Netanyahu dejó de ser una legítima maniobra de defensa del territorio israelí para convertirse en una operación de venganza –con crímenes de guerra incluidos–, cuyo único objetivo parece ser borrar del mapa aquella minúscula región, sin importar lo que pase con sus ocupantes, la mayoría de los cuales no tiene nada que ver con los terroristas de Hamás.

(También le puede interesar: ‘A recoger los pedazos’)

No voy a entrar aquí a detallar las condiciones en las que viven hacinados los dos millones de habitantes de Gaza, en esta área de apenas 360 kilómetros cuadrados, que la convierte en una de las zonas más densamente pobladas del mundo. Tampoco voy a ahondar en el hecho de que estas personas no pueden moverse libremente a través de la frontera, pues se encuentran encerradas en una zona rodeada de vallas, alambradas y cercas........

© El Tiempo


Get it on Google Play