Noticias de España. Desde el otro lado del océano quizá hayan visto en la televisión y las noticias, los acontecimientos que tienen lugar en España de un tiempo a esta parte: manifestaciones continuas y en ocasiones violentas en Madrid oponiéndose al actual y recién renovado gobierno socialista, informaciones de que dicho gobierno ha pactado con minorías comunistas e independentistas para mantenerse en el poder, anuncios de amnistías a condenados y perseguidos por la justicia, ruido, follón y desorden. Bueno, sí, un poco de todo eso tenemos. Es cierto. También un poco de folclore. Y un mucho de demagogia y politiquería. Tampoco nada tan diferente de lo que pasa en el lado latinoamericano del océano. Eso quizá sea lo más preocupante, que cada vez es menos diferente.

El resumen es sencillo: las elecciones salieron regular para el Gobierno, que para continuar en el sillón necesita atraerse a las minorías y las más propicias son las de izquierdas y los independentismos vasco y catalán, siendo que este último ha pedido a cambio de su apoyo que se amnistíe a sus líderes y simpatizantes condenados por la justicia o perseguidos y aún no detenidos por el intento secesionista de 2017. Ante el éxito de estas maniobras y el mantenimiento en el poder de los socialistas de Pedro Sánchez, la derecha ha montado en cólera. La moderada del Partido Popular organiza desde hace casi un mes una manifestación multitudinaria cada fin de semana denunciando lo que consideran ruptura de la Constitución. La ultramontana de Vox participa activamente en manifestaciones diarias cada noche a las puertas de la sede central del partido socialista en Madrid.

En estas últimas el tono cada día es más radical/loco/absurdo/friqui y se ven gentes rezando el rosario (como si hubiese que exorcizar al presidente del Gobierno), insultando al Gobierno mientras esgrimen muñecas hinchables en poco sutil alusión a ciertos escándalos con prostitutas y liándose a palos con la policía tan pronto como los más hiperventilados del grupo se hacen con la situación. Un sindiós, vamos.

El Gobierno, por su parte, se dedica a negociar la tan traída y llevada amnistía con sus socios independentistas en Suiza sirviéndose de un mediador salvadoreño, como si los unos fuesen un narcoestado y los otros una guerrilla y Europa toca a la puerta preguntando qué pasa, pero sin preocuparse tampoco demasiado. En fin, cosas de europeos. Gentes con pocos problemas reales, según se ve.

*Universidad Autónoma de Barcelona.