Estimado Santa Claus, permíteme que con la presente te haga llegar mi petición para este año entrante 2024. Es muy sencilla y se resume en una frase: quiero que destruyas todas las pantallas de este mundo. Todas. Que no quede ni una. Televisores, fuera. Celulares, a la basura. Computadores, prenderles fuego. Relojes digitales de muñeca, que exploten. Cualquier otro tipo de artilugio dotado de pantalla, que Satán venga y lo devore entre sus fauces. Te preguntarás, tú eres mucho de preguntar, Santa, que por qué tengo semejante petición. Dirás que a qué se debe mi ansia destructiva. Es muy sencillo, Santa: las pantallas nos están idiotizando. No es algo que me pase sólo a mí. Nos pasa a todos. Las pantallas están acabando con nosotros. Cada vez pasamos más tiempo atontados frente a ellas y cada vez somos más idiotas. A este ritmo, en un par de generaciones ya ni seremos capaces de mantener la boca cerrada y evitar que se nos caiga la baba.

Es un desastre. Durante décadas se nos ha hecho creer que las pantallas eran el futuro. Que había que meterlas en las escuelas. Que debíamos hacer que nuestros hijos las usasen casi desde bebes. Que con ellas nos volveríamos más inteligentes, más conectados y mejores. El resultado, apenas veinte años más tarde, es justos el contrario. Nuestros jóvenes, los que se han criado con ellas, muestran serias carencias. Les cuesta leer y entender. Les cuesta escribir y hacerse entender. Les cuesta aprender nada que no sean píldoras de un par de minutos, porque su capacidad de concentración es nula. La de abstracción inexistente.

Un adolescente tiene menos seso que una mosca y menor intelecto que una pulga. Los mayores estamos igual o peor. Adictos a las lucecitas brillantes. Ausentes. Vacíos. Como si el chupacabras nos hubiese sacado el alma. Vamos al desastre y todo es culpa de las pantallas.

Así pues, Santa, fuego y destrucción. Que no quede ni una. Ve con tu trineo de casa en casa y, en lugar de dar regalos, arrasa con todo lo que aparente ser una pantalla. No tengas piedad. No aceptes excusas, ni tomes prisioneros. Mata, Santa Claus. Mata en nombre de todo lo bueno que queda en este mundo, que son los libros, el papel y todo lo que nos han querido robar en nombre de la modernidad. Entra en los hogares y quiebra los televisores. Desconecta los ordenadores. Acribilla los celulares.

No podemos andarnos con medias tintas. El virus está muy extendido. Acaba con ellos, espíritu de la Navidad.

*Universidad Autónoma de Barcelona.

QOSHE - Carta a Santa Claus - Alfredo Ramírez Nárdiz
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Carta a Santa Claus

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26.12.2023

Estimado Santa Claus, permíteme que con la presente te haga llegar mi petición para este año entrante 2024. Es muy sencilla y se resume en una frase: quiero que destruyas todas las pantallas de este mundo. Todas. Que no quede ni una. Televisores, fuera. Celulares, a la basura. Computadores, prenderles fuego. Relojes digitales de muñeca, que exploten. Cualquier otro tipo de artilugio dotado de pantalla, que Satán venga y lo devore entre sus fauces. Te preguntarás, tú eres mucho de preguntar, Santa, que por qué tengo semejante petición. Dirás que a qué se debe mi ansia destructiva. Es muy sencillo, Santa: las pantallas........

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