Hace un par de semanas tuve una desagradable experiencia en la universidad. Un grupo de alumnos organizó una huelga de estudiantes y, para garantizar el cumplimiento de su voluntad, bloqueó los pasillos de acceso a las aulas con barricadas. Prácticamente ningún profesor intentó dar sus clases y la administración de la facultad mantuvo una cierta postura de tolerancia con los intolerantes, no procediendo a la retirada de las barricadas y la apertura de las aulas. Se aplicó una política de dejar hacer con el fin de que los huelguistas no causaran problemas mayores.

El problema es que yo soy el tipo de persona que no se deja violar los derechos impunemente y, por ello, me dirigí al aula, conseguí evadir las barricadas yendo por caminos alternativos y llegué a mi salón de clase para descubrirlo cerrado. Los pocos alumnos que llegaron conmigo se encontraron por un lado con la clase cerrada y, por el otro, con los de la barricada bloqueando toda escapatoria.

Ante la evidente problemática planteada, previendo riesgos de seguridad y siendo el único (según se ve) adulto en la sala, decidí informar a los alumnos de que se anulaba la clase y organicé la evacuación de los presentes. No hubo mayor problema y posteriormente les envié los apuntes de ese día.

Pero, ¿saben qué?, lo que me pidió el cuerpo fue recurrir a los hechos. En palabras de Héctor Del Mar, que Dios tenga en su gloria: la fuerza de hecho anula el derecho. Apartar la barricada con mis manos desnudas y, llegado el caso, aumentar súbitamente la temperatura de las mejillas de los bloqueadores con un masaje manual aplicado con inusitado ímpetu. No sé si me explico. Evidentemente, no lo hice, ni lo haría jamás, porque una cosa es lo que se desea y otra bien distinta lo que una persona civilizada y racional, aun pudiendo sobradamente hacerlo, hace. No se puede recurrir a la violencia. Bajo ningún concepto. Bajo ninguna excusa. Simplemente no se puede. Es lo que no entienden los huelguistas, que aplican violencia sobre los otros al limitarles la libertad de movimiento y el derecho a la educación. Es lo que no entienden las autoridades que toleran ese tipo de violencias con la excusa de no causar males mayores.

Por eso nunca confiaré en quienes en algún momento optaron por la violencia para lograr sus fines. Tienen derecho a volver a la vida civilizada cumplidas sus condenas; pero no confío en ellos para dirigir nada. Por ejemplo, para dirigir Colombia, señor Presidente.

*Universidad Autónoma de Barcelona.

QOSHE - El recurso a la violencia - Alfredo Ramírez Nárdiz
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El recurso a la violencia

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02.01.2024

Hace un par de semanas tuve una desagradable experiencia en la universidad. Un grupo de alumnos organizó una huelga de estudiantes y, para garantizar el cumplimiento de su voluntad, bloqueó los pasillos de acceso a las aulas con barricadas. Prácticamente ningún profesor intentó dar sus clases y la administración de la facultad mantuvo una cierta postura de tolerancia con los intolerantes, no procediendo a la retirada de las barricadas y la apertura de las aulas. Se aplicó una política de dejar hacer con el fin de que los huelguistas no causaran problemas mayores.

El problema es que yo soy el tipo de persona que no se........

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