Dado que existen desde hace décadas y dado que ya nos hemos acostumbrado a ellos, no mucha gente reflexiona en Colombia sobre los estratos, su sentido y sus implicaciones. Se da por hecho su existencia, como por hecho se dan las tormentas, los arroyos o la aparentemente inevitable delincuencia. Sin embargo, en el extranjero (es decir, desde donde yo escribo) los estratos son vistos como una cosa bastante marciana y difícil de entender. Por ello, ahora que el Presidente quiere acabar con ellos y que la noticia se ha popularizado, no son pocos los foráneos que me preguntan: tú que eres medio colombiano, ¿qué demonios son los estratos?

La respuesta por un lado es muy sencilla y por el otro muy compleja. Lo sencillo es que son un mecanismo de organización de las ciudades que las divide en seis escalones económicos diferentes. A más alto es el nivel económico, más alto es el estrato. Los estratos más bajos disfrutan de subsidios en sus servicios, cuyo costo es asumido por los estratos más altos. Si eres estrato uno y dos, eres de clase popular, si eres tres y cuatro, eres de clase media y si eres cinco y seis, eres de clase alta. Simplificando y hasta ahí, sencillo. La voluntad detrás de esta distribución es la de ayudar a los más pobres, comprometer a los más ricos, etc.

El problema viene cuando se hace otra lectura en función de las consecuencias, en principio, no deseadas de la estratificación. Esto es, cuando se comprueba que la estratificación fomenta que los pobres no salgan de sus barrios y que los ricos vivan en islas de privilegio; que los colombianos se clasifiquen unos a otros en función de su estrato (como si fuera una versión modernizada de las castas de la sociedad colonial); que es más habitual encontrar a los extranjeros y a la población blanca en los estratos altos y a los habitantes de razas más oscuras en los estratos bajos.

Cuando se ve todo eso como conjunto y se recuerda cuáles son las raíces últimas de la sociedad colombiana, te asalta una pregunta: ¿y si los estratos no son otra cosa que una muy refinada manera de implantar un sistema de apartheid voluntario, en el que los segregados tienen motivos para apoyar su propia segregación? No digo que esa fuera la voluntad al crearlos (o quizá sí), pero no parece descabellado afirmar que ese ha sido el resultado. Claro, a nosotros los estratos nos pueden parecer algo normal, pero fuera se ven como una cosa muy rara. Y con razón.

*Universidad Autónoma de Barcelona.

QOSHE - Estratificar es una cosa rara - Alfredo Ramírez Nárdiz
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Estratificar es una cosa rara

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20.02.2024

Dado que existen desde hace décadas y dado que ya nos hemos acostumbrado a ellos, no mucha gente reflexiona en Colombia sobre los estratos, su sentido y sus implicaciones. Se da por hecho su existencia, como por hecho se dan las tormentas, los arroyos o la aparentemente inevitable delincuencia. Sin embargo, en el extranjero (es decir, desde donde yo escribo) los estratos son vistos como una cosa bastante marciana y difícil de entender. Por ello, ahora que el Presidente quiere acabar con ellos y que la noticia se ha popularizado, no son pocos los foráneos que me preguntan: tú que eres medio colombiano, ¿qué demonios........

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