A raíz del nuevo capítulo del eterno conflicto entre israelíes y palestinos, han tenido lugar multitudes de manifestaciones a favor o en contra de uno u otro bando. Posiblemente las más numerosas hayan sido las pro-palestinas, que se han visto en muchas de las grandes ciudades de Europa, en las que multitudes con banderas palestinas pedían persecución y castigo para el gobierno y el ejército de Israel. La impresión que podría haberse dado al observador no europeo es que el Viejo Continente es esencialmente pro-palestino. Esto es que, entre musulmanes y judíos, Europa se queda con los musulmanes.

La realidad es algo más compleja y, en cierto modo, justo la contraria. Si ustedes se fijan, en la mayoría de esas manifestaciones a favor de los palestinos, una gran parte de los asistentes eran inmigrantes o descendientes de inmigrantes musulmanes asentados en Europa. Muchos de ellos eran mujeres que portaban alguna forma del pañuelo con el que las mujeres musulmanas acostumbran a cubrir su cabeza. Ese fenómeno, el de tener miles de musulmanes comportándose como musulmanes, vistiendo como musulmanes, gritando consignas en árabe, defendiendo sus intereses, agrupados en enormes manifestaciones en el centro de las capitales europeas, no es algo que haya pasado desapercibido para gran parte de las fuerzas conservadoras europeas. Y, les puedo garantizar una cosa, no les ha gustado.

Europa tiene una relación complicada con el Islam. Muchos países europeos han construido en gran medida su identidad nacional por oposición al Islam y sus fieles (salvo si son ricos jeques, por supuesto) acostumbran a ser identificados por un porcentaje elevado de la población europea como inmigrantes problemáticos. Se les acusa de todo tipo de tropelías y, según en qué ámbitos, cada vez menos marginales, se les llama de todo menos bonito. Para muchos europeos, las citadas manifestaciones, el enorme número de musulmanes que tomaron parte en ellas, son una prueba de la transformación social que afirman que vive Europa. Algunos hablan de que la cultura europea está en peligro. Y, así, aumenta el porcentaje de voto de los partidos que en toda Europa cada vez más abiertamente piden la expulsión de los musulmanes actualmente residentes (o nacionales) y el cierre de fronteras para cualquier otro que venga. El problema de convivencia está ahí. Y más que probablemente no tendrá una solución agradable. Los europeos son civilizados, pero solo hasta que dejan de serlo.

*Universidad Autónoma de Barcelona.

QOSHE - Europa y el Islam - Alfredo Ramírez Nárdiz
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Europa y el Islam

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23.01.2024

A raíz del nuevo capítulo del eterno conflicto entre israelíes y palestinos, han tenido lugar multitudes de manifestaciones a favor o en contra de uno u otro bando. Posiblemente las más numerosas hayan sido las pro-palestinas, que se han visto en muchas de las grandes ciudades de Europa, en las que multitudes con banderas palestinas pedían persecución y castigo para el gobierno y el ejército de Israel. La impresión que podría haberse dado al observador no europeo es que el Viejo Continente es esencialmente pro-palestino. Esto es que, entre musulmanes y judíos, Europa se queda con los musulmanes.

La realidad es algo........

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