Hemos registrado antes aquí inquietudes sobre Bocala, sus problemáticas y aspiraciones, mas, revestido de cierto optimismo, hoy debo ocuparme del presente y del futuro.
Muy cierto es el adagio popular que reza “No te preocupes... mejor ocúpate”, y lo aplico en el mejor sentido, pues llegó el momento de pasar de las críticas y lamentaciones a los hechos y soluciones.
Con gran optimismo hemos visto cómo la Administración Distrital escucha, llega al territorio, propone y concerta soluciones, tiene la voluntad de trabajar, sin embargo, no debemos perder de vista que el compromiso de sacar adelante nuestro barrio es tarea de todos, con acciones sencillas, que nos ayudarán a tener un mejor entorno en condiciones dignas y que guarden proporción con los altos impuestos que pagamos.
Es de aplaudir la iniciativa del Gobernador de Bolívar, Yamil Arana, en alianza con el alcalde, de garantizar los recursos para recuperar El Laguito -cuerpo de agua que une a los 3 barrios que conforman la península de Bocala-, además de afrontar el problema ambiental, lo que permitirá a los vecinos de El Laguito tener una zona de recreación y esparcimiento sano, revalorizando sus propiedades y de paso solucionando el grave problema del embarcadero detrás del Hospital Bocagrande, que ha tugurizado la zona ahuyentando a los pacientes que acuden a los centros hospitalarios de su área de influencia y en casos documentados, obligando al cierre de algunos consultorios que han considerado que sus servicios no se compadecen con la degradación del área.
Las inversiones en la malla vial han permitido tener una mejora significativa en los tiempos de movilización de residentes y visitantes, somos conscientes de que falta mucho más, que solo van 100 días de administración; son alentadores los recientes anuncios de intervención de la Av. Chile y la Calle 6, lo que no es óbice para reclamar la intervención urgente de las carreras 4a y 5a, así como de varias calles que llevan décadas en el abandono total.
El rezago en la atención de vías, sin duda, reclama una atención en infraestructura que, por lo menos, alivie una malla vial despedazada por cuenta del tiempo y la intrusión de vehículos pesados, como los busetones de Transcaribe y camiones portadores de cemento.
El transeúnte también es muy importante, razón por la que se hace necesario y urgente la adecuación de andenes convertido en de pista de motocross.
Por supuesto, no todo es negativo: tenemos el privilegio de disfrutar un Paseo Peatonal frente a la bahía de Cartagena, que es un verdadero patrimonio colectivo, tanto para vecinos como para visitantes. Es menester hacer un reconocimiento especial a quienes con dedicación y esfuerzo se encargan de mantenerlo en buen estado, bregando con las administraciones de los edificios vecinos para que rieguen, poden y se apropien de “su jardín de enfrente”, una tarea a ratos dispendiosa, en procura de recabar aportes entre los vecinos y así, por tercer año consecutivo, reparar y pintar las bancas que, unas se han dañado y otras han sido vandalizadas, reparar las rotondas y en ciertos tramos, sembrar plantas y palmeras nuevas.
No hemos podido entender cómo la Administración Distrital se ha desentendido de este importante y bello espacio que sirve para la recreación y prácticas deportivas, no solo de los vecinos del sector sino de todos los cartageneros y visitantes, hoy amenazado por vendedores ambulantes que caen como moscas en los muelles que se han convertido en embarcaderos turísticos ilegales, arruinando la grama y pisoteando las plantas.
Muchos de estos depredadores son arrojados por operadores de chivas turísticas que hacen negocio arrojando bandadas de turistas al Paseo Peatonal, arruinando lo que tanto ha costado de esfuerzo comunal.
A modo de anécdota, en Semana Santa estuve en Panamá, encontré una ciudad organizada, limpia, que cuida sus zonas verdes y que, teniendo condiciones climáticas similares a Cartagena, el verdor predomina en todas sus vistas, el mantenimiento de la Cinta Costera, que sería nuestro Paseo Peatonal, recae sobre el gobierno local y vaya que funciona, con decenas de trabajadores barriendo, regando y cuidando todos los espacios, canecas de basura seguidas, pero además el trabajo que realiza la Junta Comunal es de admirar.
Mientras caminaba la Cinta hasta llegar al Casco Antiguo, eran evidentes las similitudes con nuestra Cartagena; llegué a una conclusión: a nosotros lo que nos falta es organización y sentido de pertenencia para proteger y enaltecer un patrimonio inestimable como es la bahía de Cartagena y la imponente belleza del mar Caribe, tarea nada sencilla, pero que se puede alcanzar si entre todos asumimos el compromiso de mejorar nuestro metro cuadrado y cuidar de la casa común.
Cuidar la casa común
37
12
28.04.2024
Hemos registrado antes aquí inquietudes sobre Bocala, sus problemáticas y aspiraciones, mas, revestido de cierto optimismo, hoy debo ocuparme del presente y del futuro.
Muy cierto es el adagio popular que reza “No te preocupes... mejor ocúpate”, y lo aplico en el mejor sentido, pues llegó el momento de pasar de las críticas y lamentaciones a los hechos y soluciones.
Con gran optimismo hemos visto cómo la Administración Distrital escucha, llega al territorio, propone y concerta soluciones, tiene la voluntad de trabajar, sin embargo, no debemos perder de vista que el compromiso de sacar adelante nuestro barrio es tarea de todos, con acciones sencillas, que nos ayudarán a tener un mejor entorno en condiciones dignas y que guarden proporción con los altos impuestos que pagamos.
Es de aplaudir la iniciativa del Gobernador de Bolívar, Yamil Arana, en alianza con el alcalde, de garantizar los recursos para recuperar El Laguito -cuerpo de agua que une a los 3 barrios que conforman la península de Bocala-, además de afrontar el problema ambiental, lo que permitirá a los vecinos de El Laguito tener una zona de recreación y esparcimiento sano, revalorizando sus propiedades y........
© El Universal
visit website
login
who are we?
contact us
qosheapp
Toi Staff
Gideon Levy
Belen Fernandez
Rami G Khouri
Mort Laitner
Donald Low
Ali Fathollah-Nejad
Nikkei Editorial
