En Colombia, Ecuador y Venezuela, existe una tradición navideña atemporal que ha capturado el corazón de generaciones enteras: los regalos del Niño Dios. Una magia nacida en esta parte del mundo, algo especial que llena de ilusiones los corazón de los niños.

Esta encantadora costumbre ojalá se suceda por siempre; se encuentra representada en la figura del niño Jesús bebé, puesta en los nacimientos o pesebres, encontrándose rodeada de amor y adoración por todo lo que involucró el nacimiento de INRI; las figuritas hermosas que componen los pesebres son como un carbón que, sin quemar, enciende la imaginación de los chiquillos, poniéndolos a volar en sus mentes.

Para los pequeños no hay nada más mágico que especular que ese ser amado, esa imagen bondadosa, les entregará un premio o ‘regalo’, en la madrugada del 25, por haberse portado bien todo el año; otros niños, los más traviesos, estarán pensando en cómo pillarlo cuando esté “poniendo” los regalos.

Muchas veces me quedé esperando ese instante encantado, tal vez para darle un abrazo por ser tan bueno conmigo y con mis hermanitos. Siempre me venció el sueño en la imaginativa ‘pillada’, entendiendo ahora por qué mis papás nos dejaban “sueltos de madrina” todo el 24, para que cayéramos rendidos en los brazos de Morfeo temprano y así poder cumplir con ese amoroso gesto de papá Dios.

En esta parte del mundo impacta cuando nos enterarnos de la triste realidad, ese instante es inolvidable para el resto nuestras vidas. La revelación solía llegar de la mano de un niño mayor, hermano, primo, etc., quienes con cariño o crueldad contaban el secreto a los menores; sin embargo, los padres, conscientes de la importancia de preservar la inocencia de sus retoños, alimentaban esa ilusión en la primera etapa de sus vidas y protegían el ideal de esta hermosa tradición, a sabiendas que tarde o temprano llega el momento de la vida en que la sociedad se encargaría de revelar esta y otras verdades, develando así la primera gran decepción en el camino hacia la adultez, ese instante en que se cruza el umbral hacia el mundo de los mayores, donde la lógica y la realidad se imponen sobre las fantasías de la infancia. Los padres saben que este día llegará, pero siguen manteniendo la tradición navideña, como si estuvieran cumpliendo una especie de manda o promesa.

Experimenté la paternidad en ese instante, recordando el antiguo proverbio: “Hijo eres, padre serás”. Me enfrenté a la realidad y con una sensación indescriptible en la que ningún idioma, incluido el español, puede encapsular en una sola palabra las siguientes emociones simultáneamente: gratitud, nostalgia, cariño, agradecimiento, bondad, experiencia y, lo más importante, amor. Todo eso lo encierra ‘El Niño Dios’.

QOSHE - ¿Papi, mami, qué me va poner el Niño Dios? - César Angulo Arrieta
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¿Papi, mami, qué me va poner el Niño Dios?

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23.12.2023

En Colombia, Ecuador y Venezuela, existe una tradición navideña atemporal que ha capturado el corazón de generaciones enteras: los regalos del Niño Dios. Una magia nacida en esta parte del mundo, algo especial que llena de ilusiones los corazón de los niños.

Esta encantadora costumbre ojalá se suceda por siempre; se encuentra representada en la figura del niño Jesús bebé, puesta en los nacimientos o pesebres, encontrándose rodeada de amor y adoración por todo lo que involucró el nacimiento de INRI; las figuritas hermosas que componen los pesebres son como un carbón que, sin quemar, enciende la imaginación de los chiquillos, poniéndolos a volar en sus mentes.

Para los........

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