Las ferias taurinas en Cartagena de Indias eran eventos de gran importancia y emoción para los cartageneros y los turistas que nos visitaban en enero. Después de las celebraciones de Fin de Año, la llegada de los toros se convertía en el centro de atención nacional.

Durante estas ferias se llevaban a cabo de 4 a 5 corridas con las mejores figuras del toreo; era el tiempo cuando esas decían: “Vamos a hacer las Américas”. Los tendidos se llenaban hasta las banderas de aficionados ansiosos para presenciar estas emocionantes lides entre el hombre y el animal, y en la feria cartagenera se citaban presidentes, billonarios y toda la farándula nacional.

La tauromaquia, arte cuestionado hoy, destinado a desaparecer según algunos, era objeto de admiración y pasión para muchos. La discusión sobre la crueldad que rodea a esta tradición es una cuestión de gustos y opiniones; no hay una única verdad al respecto.

Los jóvenes y adultos de todos los estratos sociales se preparaban para los toros. Los prolegómenos de la fiesta en esta época del año eran parte de nuestra cultura Cartagenera.

La corrida de toros, desde un punto de vista sociológico, puede compararse con la historia en la vida de alguien, en donde el toro y el torero son protagonistas. El primer tercio, conocido como el de varas, mide la valentía de ambos, la bravura del toro y los cojones del torero para recibir a el animal en su estado más bruto. Es la etapa inicial de aprendizaje, en la que se descubren las fortalezas y debilidades de ambos.

En el segundo tercio, el de las banderillas, es algo más teatral, como la mitad de la vida, en donde recibimos ayuda de muchos para lograr nuestros objetivos. El toro asiste a “las puyas” citado por el picador para que el matador sepa por cuál pitón embiste mejor y, así, enfrentarse a su destino, el animal.

Finalmente, llegamos al tercio final, el de la muerte. En este momento se libra un duelo entre hombre y toro, una simbiosis en la que ambos se conocen y se enfrentan, el diálogo resultante entre ambos es para los ojos una plástica de momentos en ocasiones eternos. El hombre, generalmente, sale triunfante de esta batalla, pero existen casos en los que el toro es indultado, y podríamos decir que se santifica. Estos toros excepcionales ganan su vida y se convierten en un símbolo de valentía y nobleza. Lamentablemente, desde el año 2017, los eventos taurinos dejaron de realizarse en Cartagena. La ausencia de estas ferias ha dejado un vacío en la ciudad, y muchos añoran la emoción y la tradición que traían consigo.

La tauromaquia, como cualquier manifestación cultural, es objeto de diversas opiniones y posturas, pero no se puede negar su impacto en la historia y en la identidad de una ciudad como Cartagena de Indias.

QOSHE - De toros y toreros - César Angulo Arrieta
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De toros y toreros

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06.01.2024

Las ferias taurinas en Cartagena de Indias eran eventos de gran importancia y emoción para los cartageneros y los turistas que nos visitaban en enero. Después de las celebraciones de Fin de Año, la llegada de los toros se convertía en el centro de atención nacional.

Durante estas ferias se llevaban a cabo de 4 a 5 corridas con las mejores figuras del toreo; era el tiempo cuando esas decían: “Vamos a hacer las Américas”. Los tendidos se llenaban hasta las banderas de aficionados ansiosos para presenciar estas emocionantes lides entre el hombre y el animal, y en la feria cartagenera se citaban presidentes, billonarios y toda la farándula nacional.

La tauromaquia, arte........

© El Universal


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