Confieso que, cuando nos mandaron a leer ‘El otoño del patriarca’ en el colegio, este resultó interminable. A los 16 años, leer esta obra tan espesa es muy complicado; la técnica utilizada por el nobel superaba mis lecturas de espionaje del Círculo de Lectores.

Este libro es una obra maestra moderna. La virtud del escritor es mezclar los tiempos y párrafos largos, sin existir el punto aparte que invite a un descanso en la narrativa. Al igual que en el libro de la obra maestra, el país se encuentra sumido en un laberinto de poder y desasosiego que parece no tener fin. Las calles son testigos mudos de una realidad desgarradora.

La violencia, como bruma persistente, se adueña de cada rincón de la nación. Las balas silban en el aire, van segando vidas de inocentes y sembrando el miedo en los corazones de aquellos que solo anhelamos la paz, con justicia. El líder, como marioneta del Grupo de Río, utiliza para sí, los hilos invisibles del poder. Hoy todos sufrimos las consecuencias por el devaneo del dirigente, existiendo una desigualdad abismal en nuestro sistema, corroído por el óxido de la incertidumbre. En medio del caos, debemos encontrar un líder que emerja contra la figura enigmática, y que, con una retórica elegante, encienda la llama de esperanza en el corazón de los desamparados por lo que estamos viviendo. Los cambios profundos y transformaciones radicales que devolverían la dignidad a los olvidados no han llegado. En estos momentos, en las profundidades de la tragedia, surgen héroes que pueden desafiar el statu quo político actual.

Valientes que puedan, al igual que ellos hicieron, tomarse las calles exigiendo un cambio real, enarbolando las banderas de la justicia y la reconciliación, sin caer en la violencia ni dividiendo. Colombia debe despertarse del actual letargo y escribir un nuevo capítulo en su historia, exigir continuar con la prosperidad que traíamos. Las cicatrices del pasado aún están presentes, la determinación de todos para salir de este bache debe ser más fuerte que nunca.

La lucha por la verdad y la igualdad debe continuar como un eco persistente que resuene en los corazones de aquellos que nos negamos a aceptar el destino destructivo impuesto por el actual líder. Enfrentamos un futuro incierto, ¿qué será de nuestras hijas?; también es cierto que tenemos la oportunidad de reinventarnos y construir un país más justo y equitativo para las generaciones venideras.

Por culpa del petrarca y su etílico autoritarismo, estamos viviendo una maraña de incertidumbre generalizada que nos puede llevar a comer mierda a todos. A ustedes, lectores, gracias si llegaron hasta acá con algo tan denso, sin punto aparte; turbio como la situación del país en la narrativa de ‘El otoño del Petrarca’.

QOSHE - El otoño del ‘Petrarca’ - César Angulo Arrieta
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El otoño del ‘Petrarca’

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18.11.2023

Confieso que, cuando nos mandaron a leer ‘El otoño del patriarca’ en el colegio, este resultó interminable. A los 16 años, leer esta obra tan espesa es muy complicado; la técnica utilizada por el nobel superaba mis lecturas de espionaje del Círculo de Lectores.

Este libro es una obra maestra moderna. La virtud del escritor es mezclar los tiempos y párrafos largos, sin existir el punto aparte que invite a un descanso en la narrativa. Al igual que en el libro de la obra maestra, el país se encuentra sumido en un laberinto de poder y desasosiego que parece no tener fin. Las calles son testigos mudos de una realidad desgarradora.

La violencia, como bruma persistente, se adueña........

© El Universal


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