Antes de entrar en materia, aclaro que todo en exceso es malo. Los mangles ubicados en el lago de El Cabrero, frente al antiguo Circo Teatro, deben ramajearlos: además, los que se entremezclan con las murallas deben ser quitados, pues roban y adormecen a los baluartes su orgullo histórico, terminan pareciendo unas macetas sin sentido.

El manglar es un tesoro natural, desafortunadamente, despreciado en nuestro entorno cívico. Fui un eterno contradictor de este por años. Aprendí, como dice la canción del Viejo Migue: “Parece que Dios con el dedo oculto de su misterio”, este aparte de la estrofa para narrar cómo, después de vilipendiar el mangle, Dios me mostró que este purifica el agua y ahoga los olores fétidos que sentí durante lustros para llegar mi oficina, en La Matuna, frente a Puerto Duro.

Muchos amigos se burlan de mí por ser un estoico defensor del mangle y, para achicopalarme, me muestran fotos en blanco y negro tomadas en El Cabrero por los años 30. Al remontarnos a daguerrotipos antiguos, podemos apreciar la belleza del lago de El Cabrero sin manglares, ese tatuaje visual de amplitud no nos deja detenernos en el daño ambiental que, afortunadamente hoy, puedo decir, se enmendó. El crecimiento de Chambacú, un barrio sin planificación, fue una grave depredación ambiental, donde el hacinamiento era el rey, los cagaderos y desagües quedaban al borde del caño, matando las aguas, dejando un olor fétido por décadas. Sabroso hablar viendo las fotos, sin haber vivido las consecuencias de quienes, como yo, tuvimos que ‘chuparnos’ años el olor fecal y el calor por esta devastación.

En WhatsApp, donde mis amigos atacan mi férrea defensa, me dicen: “Ahí nunca hubo mangle”. Para mis adentros río, no de su desinformación, sino de la poca capacidad lógica en su afirmación y conocimiento; claro, viendo fotos de hace 100 años, creen que el mundo comenzó ahí. Los mapas hechos a mano de los libros más antiguos en la historia de Cartagena de Indias muestran que el mangle era ya figura central en sus trazos.

Durante años, crecimos sin considerar el impacto ambiental de su deforestación; sin embargo, hace aproximadamente dos décadas tuve el privilegio de presenciar cómo la naturaleza, por su obra y gracia, comenzó a recuperar ese espacio tan despreciado. La vegetación que una vez fue destruida y degradada renació con fuerza enseñándonos una lección invaluable: el mangle no solo es un simple árbol, sino un ecosistema completo que alberga una diversidad de vida marina, terrestre y aérea. Es un refugio para aves migratorias, cangrejos, peces y muchas otras especies que dependen de él para sobrevivir.

Como corolario queda podar el mangle para cambiar nuestra perspectiva, reconociendo su valor en el equilibrio ecológico.

QOSHE - El patito feo - César Angulo Arrieta
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El patito feo

14 0
20.01.2024

Antes de entrar en materia, aclaro que todo en exceso es malo. Los mangles ubicados en el lago de El Cabrero, frente al antiguo Circo Teatro, deben ramajearlos: además, los que se entremezclan con las murallas deben ser quitados, pues roban y adormecen a los baluartes su orgullo histórico, terminan pareciendo unas macetas sin sentido.

El manglar es un tesoro natural, desafortunadamente, despreciado en nuestro entorno cívico. Fui un eterno contradictor de este por años. Aprendí, como dice la canción del Viejo Migue: “Parece que Dios con el dedo oculto de su misterio”, este aparte de la estrofa para narrar cómo, después de vilipendiar el mangle, Dios me mostró que este purifica el........

© El Universal


Get it on Google Play