Navegando por Internet descubrí un tesoro invaluable del pasado: una serie fascinante de retratos en color sepia de Cartagena de Indias, tomados alrededor de 1930. Me sumergí en esas imágenes, llamando mi atención una en particular: una joven hermosa, de cabello negro hasta los hombros, rodeada de amigos, todos elegantemente vestidos en el Centro de la ciudad.

Más adelante supe que ese momento ocurrió un día común y corriente. La escena transmitía un aire de sofisticación y estilo. Cerré los ojos e imaginé estar con ellos para la toma de esa foto, percibiendo incluso el aroma de perfumes Chanel N° 5 y Guerlain Shalimar, de moda en por esos tiempos.

Tenía la certeza que en el futuro se hablaría de ese momento. Estando ahí me intrigó por qué el calor en esa época parecía no afectarles en su elección de vestimenta tan elegante. Pensé: ¿Será que no existía la gran proliferación de edificios y cemento en las calles, ni la polución vehicular como la que abunda hoy en día? Intrigado, me adentré en la historia fotográfica y descubrí que tanto las clases altas como las de menos poder adquisitivo disfrutaban vistiendo elegantemente, intentando reflejar un estatus social y mostrando cierta pompa, según sus posibilidades. El clima cálido y húmedo no era un obstáculo para mostrar su esplendor, no sólo en las fiestas, sino en el transcurrir de la vida cotidiana.

Continué investigando sobre la relación entre la vestimenta y el clima. Escuché testimonios de personas mayores que mencionaban cómo la tala de los árboles y del mangle, además de la llegada desenfrenada del cemento y el calor generado por la congestión vehicular habían incidido, no tanto por los 27-28 grados Celsius de temperatura promedio en Cartagena, sino por el aumento de la sensación térmica. La comodidad en la vestimenta actual surge del pragmatismo, convirtiendo al ciudadano contemporáneo en una persona más relajada a la hora de vestir.

La elegancia del pasado me cautivaba y, tras meses de investigación, finalmente di con una anciana llamada Rosa, la joven de la fotografía que tanto me había intrigado. Nos encontramos en un café del Centro de la ciudad, cerca de la foto que se había tomado con sus amigos, en donde me recibió con una sonrisa llena de recuerdos. Habló sobre la moda y las buenas costumbres que eran parte integral de la vida cotidiana en esa época.

Esta historia resalta la elegancia y sofisticación del pasado contrastada con la comodidad pragmática presente en la vestimenta. Muestra cómo el clima y el entorno urbano influyen en las elecciones de moda.

A través del encuentro con Rosa, me reveló un nostálgico vínculo entre la moda y las costumbres de antaño, iluminando la belleza perdurable de la elegancia atemporal.

QOSHE - Una historia color sepia - César Angulo Arrieta
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Una historia color sepia

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24.02.2024

Navegando por Internet descubrí un tesoro invaluable del pasado: una serie fascinante de retratos en color sepia de Cartagena de Indias, tomados alrededor de 1930. Me sumergí en esas imágenes, llamando mi atención una en particular: una joven hermosa, de cabello negro hasta los hombros, rodeada de amigos, todos elegantemente vestidos en el Centro de la ciudad.

Más adelante supe que ese momento ocurrió un día común y corriente. La escena transmitía un aire de sofisticación y estilo. Cerré los ojos e imaginé estar con ellos para la toma de esa foto, percibiendo incluso el aroma de perfumes Chanel N° 5 y Guerlain Shalimar, de moda en por esos tiempos.

Tenía la certeza que........

© El Universal


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