Había regresado a su tierra tras dilapidar la fortuna familiar con un amante que la exprimió hasta el último centavo durante varios años para luego abandonarla. Esperaba recuperar los mejores tiempos de la otrora aristocrática y adinerada familia. Lo más importante para su estirpe era la residencia que por siglos habían ostentado y el hermoso jardín de los cerezos, orgullo de la familia y envidia de todo el pueblo.

Lopakhin, cuyos padres, abuelos y él mismo habían servido en la ancestral mansión, había escalado rápidamente en la rígida sociedad y alardeaba de ello como nuevo rico. Aparentemente preocupado por sus antiguos patrones, insistió en que deberían resolver las afugias familiares destruyendo el hermoso jardín y convirtiendo la vivienda en hotel. No lo hicieron preocupados por el qué dirían y pensando más con el deseo y en un pasado inexistente, con las resultas que finalmente la propiedad fue subastada y el antiguo siervo la compró para convertirla en hotel destruyendo el mencionado jardín. Hizo el anuncio a sus antiguos amos con un evidente dejo de altanería y desprecio. Con el dinero de la subasta, ella regresaría a París a seguir siendo explotada por el mismo amante.

Lo anterior es un burdo resumen de la magistral tragicomedia en cuatro actos que un día como hoy, hace 120 años, en el Teatro de Arte de Moscú estrenó Antón Chéjov.

Lo genial de Chéjov es la meticulosidad en el detalle que obliga al lector y/o al espectador a tener que esculcar cada frase puesto que lo que no se dice tiene más peso e importancia que lo que se expresa.

Es la historia de la inevitable decadencia del dinero y el poder y de vivir sobregirados intentando inútilmente sostenerse en detrimento de otros. Un año después, en enero, ocurrió el domingo sangriento y 13 años más tarde el tren del destino llegó a San Petersburgo arrasando para siempre con la monarquía zarista. Tengo para mí que la otra lección de “el jardín de los cerezos” es que si quien lo dilapidó lo hizo por demérito, quien lo compró tampoco era mejor. Un buen ejemplo es la madre Rusia con la extinta monarquía zarista, la frustrada hegemonía comunista y el autócrata Putin. Dinero y poder permean y socavan todo, de manera que quien otrora fuera siervo, cuando asciende, termina actuando igual o peor que quien lo tenía sojuzgado. Algo parecido acaece por aquí, allá y acullá. Mentes malévolas por estos lares han querido ver algo parecido en esos gobernantes que otrora cuestionaron el oligárquico despilfarro y al ascender hacen lo mismo o peor sin entender que eso solo anticipará su fin. Lo decía Chéjov: “El presentimiento de algo terrible es inminente y no se puede explicar con palabras”.

*Profesor Universidad de Cartagena.

QOSHE - El jardín de los cerezos - Carmelo Dueñas Castell
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El jardín de los cerezos

10 0
17.01.2024

Había regresado a su tierra tras dilapidar la fortuna familiar con un amante que la exprimió hasta el último centavo durante varios años para luego abandonarla. Esperaba recuperar los mejores tiempos de la otrora aristocrática y adinerada familia. Lo más importante para su estirpe era la residencia que por siglos habían ostentado y el hermoso jardín de los cerezos, orgullo de la familia y envidia de todo el pueblo.

Lopakhin, cuyos padres, abuelos y él mismo habían servido en la ancestral mansión, había escalado rápidamente en la rígida sociedad y alardeaba de ello como nuevo rico. Aparentemente preocupado por sus antiguos patrones, insistió en que deberían resolver las........

© El Universal


Get it on Google Play