El 11 de noviembre de 1828, en el Claustro del Convento de San Agustín, abrió puertas la Universidad de la Magdalena y del Istmo, denominación cambiada posteriormente por Universidad de Cartagena, siendo la primera Universidad pública fundada en nuestro país, alma mater de la que orgullosamente soy doblemente egresado. El 22 de septiembre de 1867 el Congreso de la República creó la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia, hoy Universidad Nacional.

Las universidades han ocupado un lugar importante en la formación de los protagonistas de la historia de nuestra nación, en todas las áreas del conocimiento científico, del pensamiento filosófico y del modelo político económico que nos rige como democracia, este, un término trillado y utilizado a conveniencia en la retórica de los hombres públicos y tergiversado en la base que es el pueblo.

Desde la antigua Grecia, cuando la civilización abandonó los regímenes autocráticos, cambiando hacia uno en el que la base popular tuviese participación en la toma de decisiones que determinan su destino, se construyó el modelo democrático. En sentido estricto, la democracia es un tipo de organización del Estado en el cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante herramientas de participación directa o indirecta, que confieren legitimidad a sus representantes. Democracia representativa es el tipo de democracia en el que el poder político procede del pueblo, pero no es ejercido por él, sino por sus representantes elegidos por medio del voto.

En la democracia participativa los ciudadanos toman parte en la discusión de los asuntos públicos y en la adopción de las decisiones estatales. Este sistema presenta, en razón de su propia naturaleza, características particulares, una de ellas, sus limitaciones materiales excluyentes. Es una realidad que la votación del plebiscito en Colombia, que negó el respaldo a la política de paz del presidente Santos, referendo promovido por él mismo, su resultado fue desconocido ignorando al Constituyente Primario. Menos podríamos concluir que unos cabildos regionales podrían regir el destino político de la nación, pues si lo sometemos a un simple análisis matemático, no representan ni el 0,1% de la población votante. En la elección del rector de la Universidad Nacional, legalmente en cabeza del Consejo Superior (ocho miembros), votaron 5 contra 3 a favor del actual rector, profesor José Ismael Peña, los estudiantes rechazan la elección alegando que no era su preferido en las encuestas, aún cuando, paradójicamente, la representante de los estudiantes en el Consejo Superior votó por él. Ahora estos ‘demócratas’ están en paro indefinido, atacando a policías inermes, mientras a su interior, una mafia amenaza a los estudiantes y profesores disidentes, conculcando el derecho a la libre expresión, teniendo que callar por temor a ser asesinados.

*Psiquiatra.