Gea (tierra) y su hijo Urano (Cielo), concebido por partenogénesis, durante milenios tuvieron una relación idílica, romance del que nacería una raza de 12 gigantes que se denominaron Titanes, como no faltan desacuerdos en las familias, surgieron discrepancias entre Gea y Urano, debido al trato cruel que este prodigaba a sus primeros hijos, los Cíclopes (gigantes de un solo ojo) y a los Hecantonquiros (de cien brazos y 50 cabezas), quienes, como era de esperarse, habían nacido deformes; aduciendo sentido de la estética, los mantenía ocultos, encadenados en el Tártaro; Gea no estaba de acuerdo, pero nada podía contra las decisiones del padre tirano. Cuando nacieron los Titanes (gigantes sin defectos), Urano argumentó que lo podrían destronar e hizo lo mismo. El hijo menor Cronos, utilizando una hoz de diamante que Gea le proporcionó, lo castró, derrocándolo.

Esta historia tan simple y a la vez compleja parece ser la inspiración del Plan Titán 24. A los cartageneros raizales o por adopción y a los turistas se nos ha mantenido en el Tártaro, fuera del disfrute sano de un patrimonio tan maravilloso como histórico que nos pertenece a todos.

Tuve la curiosidad de a hacerle un seguimiento a la ejecución del Plan Titán 24 y lo acompañé de incógnito desde las 18:00 hasta las 2:00 horas del día siguiente. Comienza con una reunión orientada por el señor alcalde, Dumek Turbay, y el gerente del plan, el general Carlos Rodríguez, con todos los servidores públicos del Distrito cuya gestión tiene que ver con el buen funcionamiento del Centro Histórico.

Simultáneamente, en la Estación de Policía del mismo, oficiales superiores imparten recomendaciones a la fuerza de policía que los acompañará, impondrá comparendos o cerrará los establecimientos que incumplan las normas; Secretaría del Interior, DADIS, Bomberos, EPA, IPC, Gestión del Riesgo, y otros que se me escapan, son quienes, con gran determinación, ejecutan esta difícil tarea.

Detractores no faltan, defienden derechos de minorías que se han tirado el centro amurallado, imponiéndose por encima de la mayoría de los ciudadanos que tenemos el derecho a disfrutarlo en paz y con seguridad, critican sin ser conscientes que a quienes defienden son instrumentos y a la vez esclavos de mafias transnacionales del crimen y del narcomenudeo, que tienen parcelada cada calle y cada plaza del centro amurallado, apropiándose de estas como si fueran sus legítimos dueños, incluso con imposición de pico y placa, y renta de impuestos para estas personas.

Mientras, en el Centro Histórico ya se respira otro ambiente, locales y turistas aplauden el ejercicio, algunos se acercan con devoción y dan las gracias a los funcionarios, otros, entrevistados por medios de comunicación, daban declaraciones a favor de la intervención.

*Psiquiatra.