La violencia contra la mujer constituye un problema mundial de salud pública, como también una violación a los derechos humanos que genera discapacidad física y emocional, con consecuencias a largo plazo en la salud mental y en el porvenir de los hijos, que representa un alto costo económico para la sociedad. No obstante, en algunos entornos, las reglas sociales y los sistemas jurídicos siguen siendo tolerantes y permisivos e incluso aprueban, en ciertas circunstancias, costumbres violentas contras las mujeres.

Medir estadísticamente la prevalencia de este fenómeno constituye un desafío por falta de denuncias que conllevan un subregistro. Un estudio multicéntrico de la Organización Mundial de la Salud reveló que entre el 15% y el 71% de mujeres había sido víctimas de violencia física o sexual infligida por su pareja en algún momento de sus vidas. Según el Instituto Nacional de Salud en Colombia, en 2019 hubo 106.728 casos sospechosos de violencia de género o intrafamiliar: 115.002, en 2021; 135.259, en 2022 y 157.899, en 2023. A nivel mundial, las mujeres tienen mayor probabilidad de morir a manos de alguien cercano a ellas, como el esposo o alguien con quien están emocionalmente involucradas o de quien dependen económicamente.

Se ha documentado una serie de creencias erróneas que apoyan la violencia contra la mujer, ejemplos: “El hombre tiene derecho a imponer su dominio sobre la mujer y se considera socialmente superior”. “La mujer debe tolerar la violencia para mantener unida a su familia”. “La actividad sexual (incluida el sexo forzado) es un indicador de la masculinidad”. “Las niñas son responsables de controlar los deseos sexuales de un hombre”.

John Bowlby identificó cuatro tipos de apego: seguro, evitativo, ambivalente y desorganizado; estos diferentes patrones de respuesta emocional se manifiestan en el comportamiento de los niños cuando se encuentran con situaciones nuevas, estresantes o amenazantes, guardan concordancia con el tipo de relación que se estableció entre la madre y la niña o niño, durante su crianza. El grupo de mujeres sin violencia conyugal muestra un estilo de apego seguro, que se distingue por la presencia en su vida de otros significativos, alta sensación de cercanía familiar y de contar con esta; hay una imagen integrada de los padres, una percepción satisfactoria de la niñez, con la vivencia de haber recibido aceptación y apoyo de parte de ellos.

Otros tipos de apego pueden estar relacionados con perpetuación de la violencia contra la mujer, especialmente el apego de tipo ansioso que genera gran dependencia emocional de la pareja y se relaciona con el “Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica” (SAPVD), un tipo de relación especial en el que la víctima se identifica con el agresor.

*Psiquiatra.

QOSHE - Violencia contra la mujer - Christian Ayola
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Violencia contra la mujer

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07.03.2024

La violencia contra la mujer constituye un problema mundial de salud pública, como también una violación a los derechos humanos que genera discapacidad física y emocional, con consecuencias a largo plazo en la salud mental y en el porvenir de los hijos, que representa un alto costo económico para la sociedad. No obstante, en algunos entornos, las reglas sociales y los sistemas jurídicos siguen siendo tolerantes y permisivos e incluso aprueban, en ciertas circunstancias, costumbres violentas contras las mujeres.

Medir estadísticamente la prevalencia de este fenómeno constituye un desafío por falta de denuncias que conllevan un subregistro. Un estudio multicéntrico de la Organización Mundial de........

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