50 años atrás en Cartagena, el béisbol era el amo y señor de los deportes en Cartagena.

Muchos esperaban la “pelota caliente” de otoño. Era la ocasión perfecta para afianzar el poderío de los equipos cartageneros sobre sus pares de otras regiones, especialmente las plantillas de Barranquilla.

Los enfrentamientos entre los Indios (café Don Chicho) y el Torices de Cartagena contra el “Willard” y el “Café Universal” de Barranquilla; el lleno completo en el “11 de Noviembre” y en el “Tomas Arrieta”; la gente emocionada y, óigase bien, los fanáticos mezclados unos con otros.

Te sentabas al lado de seguidores de los equipos contrarios que portaban sus camisetas distintivas sin temor a ser agredidos.

Hoy sucede igual en un partido de béisbol, correctamente apodado “el rey de los deportes”.

Puedo recordar las hazañas de Glenn Davis, Mariano Duncan, Cecil Fielder, Joaquín Gutiérrez, entre otros grandes. Añoro con nostalgia las voces de la radio que a la distancia nos entusiasmaban, tales como Melanio Porto, Napoleón Perea Castro y, en mi caso, siendo un niño, me gustaban las narraciones de Luis Alberto Pallares Villa: “Vuelve el pitcher al box, levanta los brazos, hay suelta... sale palo largo a lo profundo del jardín central, la pelota se va elevando, se va elevando...y la pelota se ha llevado la cerca...”

30 años atrás no sabíamos que en Cartagena había tanto “hincha” del fútbol, y que este deporte se masificaría tanto que parece desbancó el sitial del béisbol en la ciudad.

El fútbol, con tanto dinero de por medio y tanta publicidad, se convirtió en un verdadero “show”. No en balde le apostillan el remoquete de ser “el mejor espectáculo del mundo”. Y si pagas por ir a ver un espectáculo y este sale malo, lo normal es que te sientas con derecho a reclamar y exigir. En el fútbol no es normal ver a los asistentes mezclarse en el estadio. Cada cual está con su “barra”, “barras” organizadas jerárquica y funcionalmente y en algunos casos hasta delincuencialmente (¿o es sano alimentar el odio entre “barras” por las redes sociales?).

No es lo mismo ir a un partido al “Tomas Arrieta” con el suéter de los Tigres de Cartagena que ir al Metropolitano con el suéter del Real Cartagena o viceversa; no es lo mismo ir al “11 de Noviembre” con el suéter de los Caimanes de Barranquilla que ir al “Jaime Morón” con el suéter del Junior.

La cultura deportiva del béisbol dista mucho de la pasión del fútbol, muchas veces desbordada. Un fanático del béisbol es distinto a un hincha del fútbol.

No es normal matar por una camiseta. Es solo un juego. Espero que Cartagena no llegue a esos extremos.

Esta reflexión me asalta mientras observo y disfruto sanamente un buen partido de béisbol de pequeñas ligas, en vivo y en directo, en nuestra Cartagena beisbolera. Viendo futuros “grandes ligas” y queriendo más a este deporte que llevamos dentro. Porque aquí manda el béisbol.

* Abogado y escritor de obras jurídicas

QOSHE - Primero fue béisbol que fútbol... - Clemente Polo Paz
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Primero fue béisbol que fútbol...

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19.02.2024

50 años atrás en Cartagena, el béisbol era el amo y señor de los deportes en Cartagena.

Muchos esperaban la “pelota caliente” de otoño. Era la ocasión perfecta para afianzar el poderío de los equipos cartageneros sobre sus pares de otras regiones, especialmente las plantillas de Barranquilla.

Los enfrentamientos entre los Indios (café Don Chicho) y el Torices de Cartagena contra el “Willard” y el “Café Universal” de Barranquilla; el lleno completo en el “11 de Noviembre” y en el “Tomas Arrieta”; la gente emocionada y, óigase bien, los fanáticos mezclados unos con otros.

Te sentabas al lado de seguidores de los equipos contrarios que portaban sus camisetas distintivas sin temor a ser agredidos.

Hoy sucede igual en un........

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