Uno de los problemas que impactan de manera severa a Cartagena es la inseguridad. Tanto, que constituye un fenómeno de ciudad que afecta de una u otra manera a todos sus habitantes. La situación empeoró en los últimos años sin que se haya podido doblegar a los causantes de las diversas modalidades del delito, siendo el sicariato el que más ruido y dolor produce. En los primeros 14 días diciembre, van 14 muertes por acción sicarial, una cifra escandalosa. Menos mal que ocho personas que fueron baleadas en una cabaña en La Boquilla lograron salvar sus vidas, de lo contrario la estadística sería más escalofriante.

Pero la inseguridad, que produce creciente temor en las comunidades locales, también está asociada al atraco, el robo, el hurto, la trifulca, cuyos casos crecen de manera notable en la temporada de fin y principios de año. Junto con la lucha contra el hambre y la pobreza, el accionar del nuevo gobierno distrital debe tener un norte preciso para combatir la inseguridad en todas sus vertientes. El alcalde electo Dumek Turbay sabe lo que representa la seguridad para Cartagena, ciudad símbolo del país, Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad y Distrito Turístico de Colombia.

Al tiempo que se acerca el día de su posesión como alcalde de Cartagena, Turbay avanza en su propósito de lograr los apoyos necesarios para comenzar a enrutar la ciudad por un sendero seguro, devolverle su extraviada esencia tranquila y reposada, y llevar confianza a los ciudadanos.

Una vez se reunió con su grupo de empalme para hacer cierre de la información recibida del gobierno saliente, el alcalde electo viajó a Bogotá para dialogar con el director de la Policía Nacional, general William Salamanca, a quien solicitó todo el apoyo de la institución para hacer un trabajo de conjunto encaminado a combatir las diferentes formas de la criminalidad en la ciudad.

El general Salamanca apoyó la iniciativa de Turbay y le garantizó el concurso de la institución, oficiales y agentes para lograr que a Cartagena regrese la tranquilidad y todos puedan disfrutar de sus espacios citadinos /incluidas las tarrazas de las casas ahora profanadas por hampones/, las calles, centros comerciales, parques, murallas, playas, cines, Centro Histórico, etc.

En esta cruzada el concurso de la ciudadanía es esencial, sin ella es difícil avanzar. Si todos queremos una ciudad distinta se precisa de las voluntades sumadas, unificadas alrededor de una sola causa: regresarle a Cartagena su esencia de ciudad sana, tranquila, organizada y dispuesta a reiniciar su lucha por la grandeza mancillada.