Con su piel de murallas y corazón de ensueño, Cartagena nos sigue cautivando con los encantos cifrados del primer amor. Es una magia, un embrujo que penetra por los sentidos y se riega por todos los rincones del cuerpo y de la mente cuando se conoce racional y emocionalmente a esta ciudad maravillosa. Sentimiento que se convierte en un encanto imposible de borrar de la memoria a medida que pasan los años. Es casi inexplicable. No importa que con frecuencia nos desencantemos de ella por sus innumerables problemas que la vuelven caótica, inmanejable, contradictoria.

No importa que nos afecten la inseguridad, los servicios públicos deficientes, la movilidad caótica, la pobreza, los abusos, el fraccionamiento social, siempre llevamos a Cartagena en el corazón y queremos regresar a ella lo más pronto posible cuando nos alejamos de su entorno. Porque nos hace falta, porque no estamos completos si no la tenemos cerca, porque la amamos, aunque no lo demostremos, porque la sentimos nuestra, porque no sabemos vivir sin su compañía.

Como en los buenos amores, a Cartagena se le quiere con pasión, con todos los sentidos, a pesar de los desencantos y las frustraciones. Cuando nos ofrece sus murallas para soñar viendo la inmensidad del mar Caribe, el acompasado vuelo de los alcatraces sin rumbo, los maravillosos atardeceres que inspiraron el pincel del maestro Alejandro Obregón, entonces la amamos más que nunca y comprendemos por qué es irrepetible, la que colma nuestros más profundos anhelos.

En su trasegar, Cartagena ha bordado una historia fabulosa en casi 500 años de existencia. Siglos de glorias y fracasos al amparo de su bahía inmensa que, al igual que ella, necesita ser rescatada de los males que la afectan. En los últimos tiempos la ciudad se nos ha ido escapando como un líquido acuoso por entre los dedos de las manos. Pareciera que la estuviésemos perdiendo, como los amores que creemos seguros y de repente comenzamos a ver que se marchan sin remedio. En los últimos años hemos dejado que los malos tratos hayan reemplazado el amor por la hermosa Cartagena. ¿Seguiremos por el mismo camino?

Creo sinceramente que no. En medio del desafecto se fue incubando una nueva esperanza. La gente quiere sinceramente un cambio de paradigma. No más desaciertos. No más improvisación. Basta de chabacanería en el gobierno de la ciudad. La sociedad civil de Cartagena y el nuevo alcalde, Dumek Turbay, han señalado un nuevo rumbo, con el diálogo social permanente como guía. Hablaron y se entendieron. Cartagena tiene experimentado y comprometido conductor. Regresan los afectos.

QOSHE - Cartagena en el corazón - Eduardo García Martínez
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Cartagena en el corazón

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25.11.2023

Con su piel de murallas y corazón de ensueño, Cartagena nos sigue cautivando con los encantos cifrados del primer amor. Es una magia, un embrujo que penetra por los sentidos y se riega por todos los rincones del cuerpo y de la mente cuando se conoce racional y emocionalmente a esta ciudad maravillosa. Sentimiento que se convierte en un encanto imposible de borrar de la memoria a medida que pasan los años. Es casi inexplicable. No importa que con frecuencia nos desencantemos de ella por sus innumerables problemas que la vuelven caótica, inmanejable, contradictoria.

No importa que nos afecten la inseguridad, los servicios públicos deficientes,........

© El Universal


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