A principios de los años 70 se dio uno de los movimientos estudiantiles más fuertes y sostenidos de cuantos se recuerdan en Colombia. La lucha de los universitarios se centraba en un programa mínimo de cogobierno de los centros educativos con amplia representación estudiantil y la exigencia de mayores recursos para la educación superior, que debía ser de comprobada calidad. La protesta estudiantil, que se inició en el departamento del Valle del Cauca, se extendió por todo el país y por varios meses los enfrentamientos con la fuerza pública eran constantes y cada vez más duros. Los allanamientos a los campus se volvieron frecuentes, varios estudiantes murieron y finalmente el gobierno conservador de Misael Pastrana Borrero ordenó el cierre de todas las universidades públicas del país.

El ministro de Educación, Luis Carlos Galán Sarmiento /28 años/, liberal reconocido, ordenó la clausura de los programas académicos de sociología, antropología, filosofía, literatura, historia y otros que pudieran ofrecer el presunto peligro de formar estudiantes críticos. Se consideraba que el movimiento estudiantil tenía fuerte asidero en las facultades de humanidades.

Aquellos argumentos que colocaban contra la pared a las ciencias humanas están de vuelta, ahora camuflados en una controversia global que tiene que ver con el papel que juegan en la sociedad las ciencias humanas y las artes, frente a las tecnologías y las ciencias básicas y aplicadas. El tema es de fondo, ya que se trata de la formación que deben tener los profesionales universitarios para enfrentar los retos de la actualidad.

Para quienes defienden sin restricción las nuevas tendencias de la innovación y las avasalladoras tecnologías, lo que importa es contar con amplios conocimientos en estas materias sin mayores preocupaciones por lo humanístico, contrario a los postulados que defienden la necesidad de tener bases humanísticas capaces de explicar los fenómenos sociales y los componentes de la cultura.

Pensadores, investigadores académicos, intelectuales de diversas latitudes coinciden en que el científico debe ser al tiempo un humanista, porque de lo contrario no estaría debidamente formado para entender de manera cabal los procesos que se dan en la sociedad, los comportamientos del hombre, el transcurso de la historia.

Las ciencias humanas deben hacer parte fundamental de la formación universitaria. El debate sobre la formación que imparte los centros de estudios superiores debe ser permanente, estar siempre sobre la mesa. Porque parece haber una tendencia global encaminada a negar la necesidad de las humanidades en el desarrollo de las nuevas sociedades, que corren el peligro de alimentarse solo de un nuevo consumismo tecnológico.

QOSHE - Humanidades cero - Eduardo García Martínez
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Humanidades cero

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27.01.2024

A principios de los años 70 se dio uno de los movimientos estudiantiles más fuertes y sostenidos de cuantos se recuerdan en Colombia. La lucha de los universitarios se centraba en un programa mínimo de cogobierno de los centros educativos con amplia representación estudiantil y la exigencia de mayores recursos para la educación superior, que debía ser de comprobada calidad. La protesta estudiantil, que se inició en el departamento del Valle del Cauca, se extendió por todo el país y por varios meses los enfrentamientos con la fuerza pública eran constantes y cada vez más duros. Los allanamientos a los campus se volvieron frecuentes, varios estudiantes murieron y finalmente el........

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