Desde que se erigió la Ley 1004 de 2005, las zonas francas se convirtieron —por las ventajas tributarias, aduaneras y de comercio exterior de las que gozan— en un instrumento de promoción y fomento de las exportaciones para el país.

Y es cierto. En 2022, por ejemplo, con el rubro de exportaciones aportaron a la balanza comercial unos USD$ 529 millones, lo que corresponde al 18,9% de los USD$ 2.787 millones exportados a destinos como Estados Unidos, Puerto Rico y Países Bajos, principalmente. También aportan más de 152.000 puestos de trabajo en Colombia (de los cuales 19.077 se ubican en Bolívar), por lo que además de ser captadoras de inversión también funcionan como generadoras de empleo. Sin embargo, aun sin estar de forma explícita dentro de la normatividad, en el imaginario colectivo quedó consignada la idea de que aumentar las exportaciones del país es para ellas una obligación.

Desde que se modificó el estatuto tributario, en el que se atan los beneficios de renta del 20% a la presentación de un plan de internacionalización y anual de ventas, la obligación de los usuarios operadores de zonas francas se concentró en explorar mercados externos. No obstante, en los últimos días un fallo de la Corte Constitucional definió un nuevo escenario: los usuarios calificados antes del 13 de diciembre de 2022 podrían gozar del 20% de renta (tal como estaba antes de la entrada en vigor de la modificación del estatuto tributario) y los usuarios calificados después del 14 de diciembre de 2022 sí tendrán que acogerse a lo que establece la norma actual.

De esta manera se vuelca nuevamente la función y la vocación de las zonas francas a la confianza del inversionista y a la estabilidad jurídica del régimen. Aun así, viejos retos todavía siguen latentes: 1) pensar en la internacionalización como un punto crucial de las zonas francas y como una herramienta que facilita las exportaciones; y 2) las Zonas Francas Permanentes (ZFP) deben definir estrategias para ayudar a sus usuarios (en su mayoría micro, pequeñas y medianas empresas) a conseguir nuevos mercados con el apoyo de entes gubernamentales.

Una de las formas que tienen las empresas para mitigar los efectos de la contracción económica de Colombia es buscar alternativas en otros mercados. En ese sentido, pese a que las zonas francas se ofrecen como una plataforma útil para realizar exportaciones con mayor facilidad, no se puede olvidar que estas son el resultado de un cambio mayúsculo en las estrategias implementadas de forma agregada y de la aplicación de un real plan de internacionalización.

Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB ni a sus directivos.

*Profesor catedrático de la Escuela de Negocios,

UTB, eclaros@utb.edu.co

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Vocación de las zonas francas

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22.12.2023

Desde que se erigió la Ley 1004 de 2005, las zonas francas se convirtieron —por las ventajas tributarias, aduaneras y de comercio exterior de las que gozan— en un instrumento de promoción y fomento de las exportaciones para el país.

Y es cierto. En 2022, por ejemplo, con el rubro de exportaciones aportaron a la balanza comercial unos USD$ 529 millones, lo que corresponde al 18,9% de los USD$ 2.787 millones exportados a destinos como Estados Unidos, Puerto Rico y Países Bajos, principalmente. También aportan más de 152.000 puestos de trabajo en Colombia (de los cuales 19.077 se ubican en Bolívar), por lo que además de ser captadoras de inversión también funcionan como........

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