“El ego es sordo; sordo y ciego. El ego debe ser domado”. Alejandro Jodorowsky.

El narcisismo es una realidad, quienes sufren esta patología suelen ser causantes de mucho daño, incluso sin saberlo; y las víctimas, que suelen ser cercanas, tampoco se percatan de los efectos hasta que es demasiado tarde. Normalmente solemos quedarnos en la definición básica del narcisismo debido a la gran difusión del mito griego de Narciso, quien, por una desavenencia de amor con la ninfa Eco, recibe un castigo de la diosa Némesis: enamorarse de su propia imagen, la cual no podía dejar de mirar en el reflejo de un estanque en el que finalmente murió ahogado.

Pero, el trastorno de personalidad va más allá de estar enamorado de su propia figura. Es definido por los expertos como un patrón dominante de grandeza, un aire irrazonable de superioridad con necesidad constante de atención; no tenerla les genera infelicidad, decepción y comportamientos agresivos siempre que no reciban los favores y la admiración que les son esenciales para vivir. Los narcisistas consideran sus intereses y opiniones más importantes que cualquier otra, por eso se perciben como el centro del universo con nula capacidad de sentir empatía. Es difícil detectarlos porque suelen ser, en principio, encantadores y aparentan cercanía e interés por los problemas ajenos, pero aquello solo será usado como herramienta de manipulación, ataque y subordinación.

Según el DSM-5, el narcisista además tiene las siguientes características: necesidad excesiva de admiración; sentimientos de grandeza y prepotencia; vive absorto en fantasías de éxito, poder, brillantez, belleza o amor ilimitado; cree que es especial y único, que solo puede relacionarse con personas especiales y de alto estatus; se cree merecedor de tratamientos especiales; explota las relaciones interpersonales; con frecuencia envidia a los demás y cree que estos sienten envidia de él.

Los expertos consideran que las causas de esta patología están ligadas al entorno, la genética y la neurobiología; y las complicaciones de serlo están asociadas al consumo de sustancias adictivas, el desarrollo de otros trastornos de personalidad, problemas familiares y en las relaciones de todo tipo.

Es muy complejo que un narcisista admita que sufre la patología y por ello también se dificulta el tratamiento, pero quienes se consideren víctimas, que por lo general son maltratadas y anuladas, tienen la opción de aislar de su vida a este tipo de personas por su componente tóxico. Enfrentarlos no es una opción recomendada, justamente por la incapacidad que tienen de ponerse en los zapatos de los demás.

Todos tenemos algo de egolatría en lucha constante con la humildad. Si permitimos que triunfe la primera se propicia el odio y la destrucción; cuando se impone la segunda brota el equilibrio que nos hace amar sin reserva.

*Abogado.