Cada mes trae sus efemérides, evocaciones de fechas especiales para la ciencia, el arte, la cultura. Fechas que contribuyen a no sepultar para siempre con el olvido hechos o personajes. La cultura y lo rural quizá sea lo más fácil de olvidar. Y si el hecho o personaje combina ambos atributos, el asunto empeora.

El 17 de marzo se cumplen 100 años del natalicio de Estefanía Caicedo Pérez, nacida en Puerto Badel, jurisdicción de Arjona, municipio donde se desarrolló su infancia y adultez temprana. Murió en la pobreza en Cartagena en agosto de 1988. Ella es considerada una de las mayores guardianas de la tradición africana en Colombia. En Arjona no tiene ningún reconocimiento. En Cartagena existe una institución cultural en Olaya Herrera con su nombre y en Barranquilla hay dos. Artículos de revistas culturales y de antropología la mencionan. Ha sido reseñada en distintos diarios del país.

Artistas de renombre como Delia Zapata Olivella, Joe Arroyo y Totó la Momposina se sirvieron de ella, le rindieron merecidos homenajes, viajaron con ella por el mundo. Hoy lo único que viaja entre nosotros son sus restos musicales sin saber que ella esta ahí. Su padre era natural del Pacífico y su madre de la región Caribe. De su abuela paterna aprendió, por tradición oral, todo lo que sabía de la herencia africana que complementó con las vivencias entre trabajadores negros, mestizos y cubanos del ingenio Central Colombia de Arjona, la principal industria azucarera del norte del país. Siendo joven se trasladó a Cartagena y en el barrio Chambacú se convirtió en propulsora de las tradiciones africanas. Ahí conoció a Delia Zapata Olivella, quien la integró a su ballet folclórico.

El escritor Enrique Muñoz Vélez ha estudiado la obra de Estefanía Caicedo. La antropóloga Gloria Triana se ha referido a la influencia de esta mujer arjonera en la formación musical de una artista como Totó la Momposina. Al respecto, Muñoz Vélez se refiere así: “De tal manera, que Estefanía Caicedo hizo de la palabra la unión del canto y el baile en el complemento de una función de vida comunitaria”. En este aspecto se refiere a la acción social comunitaria, representada en los bailes cantaos, donde ella oficiaba como suma sacerdotisa de los ritos afro.

Gloria Triana en un artículo sobre Totó la Momposina, se refiere a Estefanía Caicedo como “una cantadora del canal del Dique” ... “que le enseñó todas las variantes de los cantos, pues había viajado de pueblo en pueblo buscando versos y canciones que enriquecieran su repertorio. Totó tomó esta herencia, se la apropió y la expresó a través de su propia musicalidad y estilo...”.

En el mismo artículo, la antropóloga cita a Muñoz como el más importante investigador de música caribeña cuando se refiere a Estefanía en los siguientes términos: “Totó es la discípula aventajada de la mayor fandanguera de lengua que ha dado el Caribe colombiano...” y agrega que este acercamiento es el comienzo del proceso creativo de Totó. Dice también que Totó representa más a una interprete que a una compositora pero que quiso componer para Estefanía la canción “Oye, manita” que aparece en uno de sus discos.

Triana no hace la mínima referencia a Arjona, su olvidada tierra natal que aparentemente transita hacia el camino de la miseria, igual que la misma Estefanía a pesar de tener valiosos recursos naturales, culturales, humanos y una extensión de casi 600 km2 que obligatoriamente lo convierte no en un municipio sino en una región.

Igual que Triana olvida la importancia del nacimiento de Estefanía en Arjona y sus vivencias culturalmente nutritivas de su infancia y adultez temprana en esta región, hay otras que tampoco son reconocidas en la justa medida desde el punto de vista del aporte cultural, social y económico que esta región hace en beneficio de Cartagena y el Caribe.

El agua, recurso vital, es una de ellas. Arjona cede de su olvidada geografía y naturaleza, el agua que apacigua la sed de Cartagena, Turbaco y Turbana. Imprescindible para mover sus economías sin existir una justa contraprestación. Solo imagine a Cartagena sin agua.

QOSHE - Estefanía Caicedo, Arjona y el olvido - Gonzalo J. García
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Estefanía Caicedo, Arjona y el olvido

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17.03.2024

Cada mes trae sus efemérides, evocaciones de fechas especiales para la ciencia, el arte, la cultura. Fechas que contribuyen a no sepultar para siempre con el olvido hechos o personajes. La cultura y lo rural quizá sea lo más fácil de olvidar. Y si el hecho o personaje combina ambos atributos, el asunto empeora.

El 17 de marzo se cumplen 100 años del natalicio de Estefanía Caicedo Pérez, nacida en Puerto Badel, jurisdicción de Arjona, municipio donde se desarrolló su infancia y adultez temprana. Murió en la pobreza en Cartagena en agosto de 1988. Ella es considerada una de las mayores guardianas de la tradición africana en Colombia. En Arjona no tiene ningún reconocimiento. En Cartagena existe una institución cultural en Olaya Herrera con su nombre y en Barranquilla hay dos. Artículos de revistas culturales y de antropología la mencionan. Ha sido reseñada en distintos diarios del país.

Artistas de renombre como Delia Zapata Olivella, Joe Arroyo y Totó la Momposina se sirvieron de ella, le rindieron merecidos........

© El Universal


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