Cuanta falta hacen, a este mundo irreflexivo, los historiadores Abelardo Forero Benavides y Ramón De Zubiría, quienes, semanalmente, protagonizaban –década de los 80– ‘El pasado en presente’ durante 15 años consecutivos, declarado ‘Mejor programa cultural-educativo de la televisión colombiana”.

En tono coloquial, didáctico, enseñaban que la Historia se repite a lo largo y ancho del tiempo como rueda de molino y, quienes la desdeñan, cometerán idénticos errores, generarán tragedias de extinción, cual tercos dinosaurios.

En Colombia, inmersa hoy en situaciones sociales explosivas, proponen, ¡válgame Dios!, repetir la historia del nefasto federalismo: ‘El pasado en presente’, protagonizado ahora por el senador Iván Leónidas Name Velásquez, elegido presidente del Congreso de la República –julio 20 de 2023 a julio 20 de 2024– por la coalición Alianza Verde Centro Esperanza.

Barranquillero de nacimiento, bogotano –‘cachaco’– por adopción y convicciones, preocupa que, mientras el rancho se calcina con nosotros adentro, discutamos, bizantinamente, sobre cambio de fachada.

En su columna ‘Embeleco’, del eminente abogado sincelejano, catedrático universitario, escritor de campanillas, Roberto Samur Esguerra, exalcalde de Sincelejo y exgobernador de Sucre, advierte la llegada del apocalipsis: “Como si la polarización que padecemos no fuera suficiente, Name agita la idea de reinstaurar el Régimen Federal, regresándonos al siglo XIX, cuando la naciente República se embarcó en guerra fratricida por la prevalencia de un sistema constitucional, según lo quisieran, de un lado, los conservadores centralistas liderados por el bogotano Antonio Nariño, y por el otro, los liberales federalistas, por el payanés Camilo Torres Tenorio”.

Asegura Samur Esguerra: “En el Federalismo el poder político está dividido por territorios, mientras en el Centralismo existe un único Gobierno Central, por lo que es lícito preguntarse, ¿en qué tipo de mandato se encuentra realmente Colombia? Alcaldes (1988), gobernadores (1991), concejales y diputados todos ellos elegidos popularmente a la usanza federalista, afincados a la Constitución de carácter nacional, evidenciando un sistema mixto, pero con énfasis federal que, no nos digamos mentiras, incrementó la impunidad y corrupción, deteriorando la unidad política para la toma de decisiones de interés colectivo.

En ambos sistemas, cada entidad tiene presupuesto y autonomía, estructuralmente imperfectas, con aportes nacionales (salud, educación, obras públicas, emergencias ambientales, orden público). “¿Para qué entonces, tan polarizarte embeleco?”, exclama Samur Esguerra, sabiamente emberracado como sabanero que se respete frente a la insensatez.

¿Qué sentido tiene resucitar sanguinarios fantasmas en un país que hiede a pólvora y azufre por los cuatro costados?

Doctor Name: ¡Quédese quieto! ‘El palo no está para cucharas’, lo gastamos fabricando cruces fúnebres a la medida de incontables víctimas de la guerra fratricida; dos cruces gigantescas identificando los mausoleos de la dignidad acribillada y la esperanza marchita; otras, minúsculas, desapercibidas, claman al cielo, sobre pacientes desatendidos, abortos criminales y, la más reciente, impresa en la antorcha de los Juegos Panamericanos, empapada de soberbia y cicuta.