Al menos esta es la cuarta columna que escribo sobre este tema, diciendo lo mismo una y otra vez, rogando para que los responsables lean esto y hagan algo. El desespero revive y la necesidad de repetir alcanza su clímax cuando visito algún campus universitario en otra ciudad del país, quizás con índices más precarios en materia de desarrollo económico que Cartagena, sin industrias, puertos, ni playas, pero con mucho más respeto de los gobernantes por su gente.

Aprovechando el impulso mediático y las ganas de hacer el mayor número de cosas que conmuevan la gastada memoria y conciencia de los habitantes de esta aldea, invito al gobernador, en su calidad de presidente del Consejo Superior de la Universidad de Cartagena, y al alcalde, excelentísimo egresado del alma mater, para que en compañía del señor rector, el director del Hospital y del DADIS, cualquier día de estos, visiten la entrada al Hospital Universitario, en nuestro Campus de Zaragocilla, a pie, ojalá a eso del mediodía.

Al acercarse, solo a unos metros de distancia desde la avenida El Consulado, sus ojos experimentarán un ambiente de pobreza extrema, distante de lo que debe ser un campus universitario para sus electores. En donde debería estar una fuente, hay un cuchitrilo, retomado hace poco para venta de comidas. Caminen alrededor, aparecerá un olor a orina mezclado con aceite rancio de pescado podrido, adobado con unas gotas concentradas de grajo intratable, una cosa que debe generar unos dos mil picos en un análisis de cromatografía de gases. Sin duda un récord Guinness a la inmundicia.

Si caminan hacia la entrada al Campus de la Salud, observarán que el recorrido es nauseabundo, y respirarán el polvo levantado de una calle rellena innumerables veces con escombros. Al frente del hospital notarán bolsas de basura en el andén, todo rodeado de un ambiente insalubre, como si allí trabajáramos cerdos y se formara estudiantes que no merecen unas condiciones mínimas de bienestar ambiental, y cuya salud no valiera ningún esfuerzo de las autoridades.

El quehacer médico en el Hospital Universitario, el de mayor importancia en la región, depende del confort en el trabajo. Laborar bajo las condiciones maltrechas de los alrededores genera estrés, lo cual, de una u otra manera, interfiere con el cuidado y salud de los pacientes. Esto es bastante obvio y no tiene sentido dar más cátedra.

Es hora de actuar para cambiar el rostro del Campus de Zaragocilla. Transformemos el sector con espacios peatonales, ambientes adecuados de bienestar para la comunidad académica y usuarios del hospital, control vehicular, parqueaderos y mayor seguridad, entre otros factores por mejorar. Alcalde y gobernador, no dejen pasar esta oportunidad de convertir a Cartagena en una verdadera ciudad educadora.

*Profesor.