Cartagena es la única ciudad del mundo que se atreve a llamar ‘caños’ a sus canales navegables. Con razón nunca hemos sido capaces de convertir en realidad nuestro viejo sueño de ser la ‘Venecia del Caribe’. Nos quedó grande el proyecto y eso que nuestras autoridades de los años 80, con una visión empresarial y de progreso sin precedentes, crearon la empresa de desarrollo urbano, Edurbe, con el único objeto de adelantar ese noble propósito.
Te imaginas, estimado lector, a los italianos diciendo: “Venga y navegue por los ‘caños venecianos’ (visitados por 30 millones de turistas al año), con sus aguas pletóricas de historia”. Y qué tal la gente en Ámsterdam, conocida como la ‘Venecia del Norte’ (visitada por 22 millones de turistas al año), invitando a los viajeros del mundo a conocer sus “bellos caños” que atraviesan la ciudad junto a sus cientos de puentes.
O los catálogos turísticos de la ciudad de Brujas (Bélgica), con 8 millones de turistas al año, anunciando sus paseos matutinos por sus “caños hermosos”, entre jardines, restaurantes y almacenes. Y lo mismo en San Petersburgo (Rusia), con 7 millones de turistas al año, promoviendo paseos por sus ‘caños’, entre cientos de edificios históricos, palacios y museos. Y lo mismo en Berlín, San Antonio, Fort Lauderdale, Estocolmo, Copenhague, Gante, Dubái, Ulm, Estrasburgo, Miami... por mencionar otras ciudades famosas que están llenas de canales no muy anchos y poco profundos, y donde nadie jamás los llamó ‘caños’.
¿Sabía usted, amigo(a), que Cartagena cuenta con 11 kilómetros lineales de canales, algunos de ellos navegables todavía, que atraviesan la ciudad, sin contar con sus hermosas lagunas y ciénagas que se conectan? ¿Tengo que explicarles nuevamente a los residentes de Cartagena el impacto social y económico que tendría para nosotros el llamado Plan Integral de Canales y Lagunas?
Por eso digo: yo no veo los caños de Juan Angola o de Bazurto, yo lo que veo son canales bellísimos con un potencial incalculable, con sus zonas costaneras llenas de parques, de ciclovías, de restaurantes, de almacenes, de artesanías, de cultura, de historia... Yo lo que veo es un desarrollo inmobiliario sin precedentes en los terrenos recuperados. Yo lo que veo son las embarcaciones de transporte público recortando camino y disminuyendo los tiempos entre localidades. Yo lo que veo son a cientos de miles de turistas recorriendo los cuerpos de agua de la ciudad, incluida la Ciénaga de la Virgen, inundando de progreso a la famosa y querida ‘Venecia del Caribe’.
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