Se me amontonan los temas sobre Cartagena y me veo obligado a resumirlos con la presente columna:

1) “Cable aéreo”: la propuesta de implementar un “cable aéreo” o “metro cable” en algunos barrios populares de la ciudad, lanzada por el alcalde Turbay, merece una reflexión cuidadosa. Tradicionalmente, este tipo de conexiones por cable se han construido en zonas montañosas bien empinadas y de difícil acceso, donde la construcción de carreteras sería problemática. Sin embargo, en el caso de Cartagena, la topografía no presenta los mismos desafíos, a menos que se desee promover un enfoque turístico, como podría ser el caso de La Popa. Ahora, sí quisiera aprovechar la presente iniciativa para rescatar la propuesta que hizo en su momento la UTB al proponer la construcción de un “cable aéreo” entre el sector de La Esperanza y Bazurto - en plena “cintura” de la ciudad - para unir la ciénaga de la Virgen con las Quintas, para un modelo de transporte público acuático que conecte con la bahía. ¿Por qué un sistema aéreo? Porque hacer esa conexión de transbordo de pasajeros por tierra sería una calamidad, dado el despelote vial que casualmente se encuentra en dicha “cintura”, en especial, con Bazurto.

2) El desastre del antipeajes en Cartagena y Bolívar: la inviabilidad financiera de la llamada “Autopista del Caribe” es otro triunfo del movimiento antipeaje en la región y otro desastre que se suma al desarrollo regional. Verdaderamente, el micromundo de algunas personas y su incapacidad de ver más allá de su metro cuadrado les impiden dimensionar el impacto económico y social que hubiese traído dicha obra. ¡Cómo nos encanta el subdesarrollo! La “Autopista del Caribe” no era más que el vaso comunicante que convertiría al corredor Cartagena-Barranquilla en el mayor circuito manufacturero, agroindustrial y de exportación en todo el país. La cantidad de inversionistas nacionales y extranjeros buscando infraestructura para localizarse en las cercanías de los puertos y nosotros pateando el progreso con las chancletas de la ignorancia.

3) “Los Chicos Voy”: leí con entusiasmo la noticia en El Universal sobre el grupo de prestadores de servicios turísticos que se unieron y capacitaron para cambiar la imagen de Playa Blanca y que se hacen llamar los “Los Chicos Voy”. ¡Por ahí es el camino! Felicitaciones al comandante de Policía que propuso la iniciativa y a la Fundación Santo Domingo que los capacitó. Ojalá puedan llevar el programa a otras personas y tengamos la Playa Blanca que todos nos merecemos.