Un sistema de gobierno autocrático es aquel en el que el poder está concentrado en manos de una sola persona o de un grupo reducido que no rinde cuentas ante la población de manera significativa. En este tipo de sistemas, las decisiones políticas son tomadas de manera unilateral. Ejemplos de sistemas autocráticos incluyen las dictaduras, los regímenes autoritarios y las monarquías absolutas. Existe un contraste con los sistemas de gobierno democráticos, donde el poder emana del pueblo y se ejerce a través de la representación y la participación ciudadana, en los sistemas autocráticos el poder se concentra en la figura del líder o en un grupo élite, limitando las libertades individuales y políticas.

En los sistemas de gobierno democráticos, el imperio de la ley implica mantenerse dentro de la legalidad y el respeto a las normas, fundamentales para el funcionamiento de la democracia. La ley se aplica de manera igualitaria a todos los ciudadanos, desde el presidente para abajo, se protegen los derechos individuales y se garantiza la rendición de cuentas de los gobernantes ante la ley. El Estado de Derecho promueve la estabilidad, la justicia y la confianza en las instituciones democráticas. La separación de poderes es fundamental para preservar la democracia. Cuando se pierden estos principios o se comienza a transitar por el camino contrario, fomentando la inestabilidad e irrespeto a los otros órganos del poder, como el judicial y el legislativo, lentamente se está cambiando hacia un sistema autocrático y todas las libertades se van perdiendo.

Ante los últimos acontecimientos (secuestro de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia por manifestantes, ataques verbales a la Fiscalía, presión para que la Corte Suprema de Justicia eligiera a la nueva fiscal, ataques a periodistas y donde desde el gobierno se patrocinan irrespetos a los demás órganos que componen el poder en Colombia), se puede concluir que estamos transitando a un sistema autocrático y los más de 200 años de democracia alcanzados con sangre y fuego en la independencia de Colombia están en peligro de perderse.

Afortunadamente, la sociedad, exmandatarios y líderes civiles e industriales, están despertando de ese letargo y ya se comienzan a oír voces de alarma, manifestando su desacuerdo con el jefe del Gobierno, por la manera como ha estado reaccionando y propiciando hechos antidemocráticos. Colombia no puede perder su esencia democrática, perderíamos todo el legado de nuestros héroes que construyeron esta nación para gozar de las libertades y garantías que brinda un sistema democrático, sería la ruina de nuestro pueblo y se perdería todo lo ganado.