Con ocasión de la conmemoración del 25N asistí a una reunión de mujeres feministas, activistas y abolicionistas. La actividad era tejer frases y charlar. Allí conocí algunas sobrevivientes (como ellas se auto reconocen) de la prostitución. Sin filtros, sin eufemismos, con la tranquilidad de quien ha digerido dolores profundos, algunas narraron la historia de su paso y salida de la prostitución. Me perdí en sus ojos, en sus voces, en sus relatos y me reconocí en algunas de ellas. Expresaban cómo querían cambiar esa realidad de opresión sexual y empoderar otras mujeres. Tal vez ese fue mi primer encuentro con el tejido como acto político. Y es que muchas mujeres han practicado el tejido ancestral para fortalecer su identidad y crear procesos de paz, reconciliación y convivencia. Yoraima Navarro Izquierdo, lideresa de la comunidad arhuaca y miembro activo de JOSA Constructoras de Paz -una organización que tiene como finalidad generar alternativas económicas para la mujeres indígenas y no indígenas de la región a través de la producción y venta de artesanías-, expresa: “En este sentido, es propio de la mujer arhuaca tejer constantemente como una forma genuina de expresión íntima para su familia y para toda la sociedad; el tejido como una expresión de resistencia y en esencia tejiendo con los hilos del tiempo donde cada diseño, combinación de colores, tamaños y diferentes puntadas dan como resultado una obra de arte única endémica que ha logrado superar las fronteras territoriales y del uso tradicional en el territorio ancestral de la Sierra Nevada”. Nuestras hermanas mayores tejen todo el tiempo en solitario pero muy especialmente en comunidad con las demás mujeres; y en la conciencia ancestral en cada tejido se expresa el pensamiento de la tejedora, cómo ve el mundo, lo que siente e incluso es una forma de conservación de la madre tierra.

La mochila es mujer, es donde se cargan los sueños y una representación de lo que es ser indígena. Es un elemento que ha cruzado fronteras y ha puesto a nuestras comunidades en el mapa del mundo. ¿Cuántos se han enterado de la existencia de nuestros hermanos mayores de la Serra Nevada por una mochila? Por ello es identidad y resistencia. Tejer es una actividad manual que tradicionalmente se ha reservado al espacio doméstico y que durante siglos ha sido catalizadora de emociones, sentimientos, historias y sueños, de millones de mujeres en el mundo. En Colombia, las mujeres en todos los lugares siguen tejiendo porque, como dice Yoraima, es un verdadero “acto político que, históricamente, con el silencio de las palabras pero los gritos de cada puntada, en la mochila nos hemos manifestado las mujeres de este territorio”.

*Abogada especializada en Derecho Constitucional y magíster en Derecho con énfasis en Derecho Empresarial y Contractual.

QOSHE - Tejiendo resistencia - María Carolina Cárdenas R
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Tejiendo resistencia

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09.12.2023

Con ocasión de la conmemoración del 25N asistí a una reunión de mujeres feministas, activistas y abolicionistas. La actividad era tejer frases y charlar. Allí conocí algunas sobrevivientes (como ellas se auto reconocen) de la prostitución. Sin filtros, sin eufemismos, con la tranquilidad de quien ha digerido dolores profundos, algunas narraron la historia de su paso y salida de la prostitución. Me perdí en sus ojos, en sus voces, en sus relatos y me reconocí en algunas de ellas. Expresaban cómo querían cambiar esa realidad de opresión sexual y empoderar otras mujeres. Tal vez ese fue mi primer encuentro con el tejido como acto político. Y es que muchas mujeres han practicado el tejido ancestral........

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