Es frecuente que el tsunami de noticias escandalosas y absurdas nos agobien y nuestras mentes, en busca de sentido y algo de paz, tiendan a rechazarlas. Esto, junto con el amarillismo, la inexactitud y manipulación con que se abordan los hechos, profundizan nuestra prevención. El problema que resulta para las democracias liberales cuando le damos la espalda a las incómodas noticias es que precisamente de esa posición de indiferencia sale el alimento para todos los excesos, desviaciones e idioteces que cometen dirigentes o gobernantes, y que se aprovechan para reacomodar la realidad a sus propios intereses de dominio y corrupción. Para ellos, “el enemigo no está observando, así que si no observa es que no le importa”.

Hace años me contaron la parábola de la estrella de mar. Un padre llevó a su hijo a la playa y allí vieron millones de estrellas de mar arrojadas por fuertes olas. Si no hacían nada más que observarlas, las estrellas morirían. El padre se apresuró y empezó a lanzar una estrella tras otra de vuelta al mar. El niño, paralizado por la magnitud de la tarea, protestó al padre y le dijo que no hiciera eso, pues el mar con sus fuertes olas seguiría arrojando los animalitos a la arena para su irremediable muerte y que su esfuerzo no importaba. El padre se volvió a su hijo y lanzando otra estrella al agua le dijo: “Para esta sí importa”.

No es posible para los ciudadanos del común cambiar todas las incómodas realidades que afectan nuestro país del milagroso y muy paciente Sagrado Corazón, pero podemos empezar porque algo nos importe lo suficiente para crear una masa crítica de opiniones, y comenzar a generar las correcciones y mejoras que necesitamos. Por eso, a pesar de la aparente impotencia y frustración, tenemos que seguir defendiendo los valores que nos identifican como familia y comunidad. Eso implica enfrentar las noticias en el formato preferido, ser críticos en elegir cuáles merecen nuestra atención y sobre todo, levantar la mano para apoyar los eventos y hechos que suman bienestar para la sociedad que deseamos, y diferenciarlos de los que restan.

El amor es la fuerza que brilla cuando algo o alguien te importa. Pero esa fuerza necesita tanta ayuda como cada una de las estrellas de mar de aquella historia. Es cierto que muchos noticieros solo están ahí para el rating, el dinero y el control de la información, pero no todos. Justamente para eso es nuestro esfuerzo.

No olvidemos que el alimento de los imbéciles es la indiferencia de los inocentes. El presente exige una sociedad más protagonista y despierta y entre más comentemos nuestros acuerdos o desacuerdos mayor conciencia y fuerza colectiva se logra. O ¿quién pudiera olvidar aquella tenebrosa película, “El silencio de los inocentes”?

QOSHE - Incómodas noticias - Mauricio Ibáñez
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Incómodas noticias

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12.03.2024

Es frecuente que el tsunami de noticias escandalosas y absurdas nos agobien y nuestras mentes, en busca de sentido y algo de paz, tiendan a rechazarlas. Esto, junto con el amarillismo, la inexactitud y manipulación con que se abordan los hechos, profundizan nuestra prevención. El problema que resulta para las democracias liberales cuando le damos la espalda a las incómodas noticias es que precisamente de esa posición de indiferencia sale el alimento para todos los excesos, desviaciones e idioteces que cometen dirigentes o gobernantes, y que se aprovechan para reacomodar la realidad a sus propios intereses de dominio y corrupción. Para ellos, “el enemigo no está observando, así que si no........

© El Universal


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